Varios datos supuestamente genuinos circulan viralmente en las redes sociales sobre la financiación de 'La democracia del símbolo', la obra que el artista conceptual argentino, Leandro Erlich, realizó en dos partes, tanto en el obelisco porteño y en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA). Entre esos rumores se destaca por su difusión un 'meme' en el que se dice que la obra costó 5 millones de pesos, que fueron abonados por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Tal información es falsa porque 'La democracia del símbolo', en su totalidad, fue financiada por dos entidades privadas: el MALBA y la empresa fabricante de neumáticos Fate.

Así lo dieron a conocer tanto el Gobierno porteño como las dos entidades privadas participantes.

Según informó el lunes en su sitio Web, Fate buscó con esta y otras acciones, complementar con acciones culturales el crecimiento que en los últimos años ha tenido en los campos comercial, tecnológico, productivo y comunicacional. Por su parte, desde el MALBA, se confirmó este dato.

Del estudio de Leandro Erlich respondió hoy Mariana Casoni, quien dio más detalles sobre el asunto: "El financiamiento fue de la empresa Fate, auspiciante del proyecto, y de MALBA a través de la ley de mecenazgo. El Gobierno de la Ciudad colaboró en los permisos y autorización del proyecto a través de sus diferentes dependencias: cultura, espacio público, transporte y tránsito".

¿Por qué se viraliza información falsa en las redes sociales?

El especialista en información y miembro del equipo de Facebook, Dean Eckles, quien estudia la viralización de información en esa red social, afirma que los rumores que allí se propagan, suelen tener un pico máximo a los pocos días de comenzar a circular, hasta que son desmentidos y luego desaparecen por un espacio que, según él, es de al menos un año.

Posteriormente, vuelven a aparecer aunque en una versión renovada con algunos cambios y mutaciones, mucho más alejados de la verdad.

Tabién Walter Quatrochiocci, de la empresa 'Skype' realizó investigaciones al respecto de la “desinformación colectiva”. Para él, especialmente quienes son activistas políticos, en las redes sociales pueden caer muchas veces en la realización de acciones de lo que él denomina “estupidez colectiva” en las que sin evidencia alguna se da a conocer información totalmente falsa.

Asegura Quatrochiocci que es muy difícil detener un rumor una vez que ha comenzado a expandirse, ya que quienes quieren o les conviene creer que eso es verdad encontrarán muchos aliados que los apoyen en sus debates apologéticos.