Comparando épocas, vivimos jornadas muy distintas a la de los años 60´ y 70´. El 29 de Mayo de 1969 estalló lo que conocemos popularmente como el "Cordobazo". Producto de una sucesión de hechos políticos y económicos generados por la dictadura del General Onganía, los obreros que desde 1955 habían ido perdiendo conquistas con la complicidad de la burocracia sindical peronista, que negociaba con los represores y las multinacionales, a cambio de poderes inamobibles dentro de la cúpula de los sindicatos, se habían cansado de tantas injusticias. 

Por eso, la creación disidente de la CGT, que se llamó CGT de los Argentinos y que frente a las políticas pro imperialistas de la dictadura militar, en manos de las compañías extranjeras, que fueron ampliando sus ganancias de manera espurrea, inició la lucha más encarnizada, clasista y consciente de la historia Argentina.

Los gremios obreros se manifestaron en la ciudad de Córdoba, bajo un clima de tensión que estalló alrededor del mediodía. SMATA, Luz y Fuerza, los madereros y los de la construcción fueron la vanguardia de una revuelta que finalmente derrocó al presidente de facto y tuvo al país en vilo durante buen tiempo.

La organización obrero-estudiantil fue un factor determinante. Debemos recordar que desde la caída de Perón, muchos trabajadores formaron parte de la llamada resistencia peronista y otros opositores a Perón fueron acercándose y entendiendo las luchas populares, convergiendo en esta fecha tan importante para la historia del movimiento obrero argentino. No podemos olvidar la lucha de los gremios de la carne que en 1958, pararon los frigoríficos Lisandro De La Torre, y representaron un primer acto de enfrentamiento ante las políticas anti-democráticas de entonces. 

Máximo Mena de la UCR, fue la primera víctima de la represión y esto desató en cada barrio cordobés barricadas y enfrentamientos contra las fuerzas represivas.

Fueron tomadas e incendiadas las oficinas de XEROX y Citroen, símbolos de la explotación capitalista. A la cabeza de los sindicalistas revolucionarios se encontraban René Salamanca y Agustín Tosco, enfrentados a la burocracia peronista de Vandor, Alonso y Rucci, empleados de la dictadura, para frenar los derechos justos de los trabajadores, quienes ya no gozaban de vacaciones pagas y quienes habían perdido bajas salariales en un 60 y 70 % respecto de 1955. 

La participación estudiantil fue concreta, rápida y efectiva, desde la izquierda revolucionaria a la socialdemocracia, todos se plegaron a los combates contra la policía y el ejército, llamando a los vecinos, quienes muchos enardecidos por la violencia, apoyaban desde sus casas a los rebeldes. 

Finalmente, este fue el preludio que desembocaría en el camino a la democracia para Mayo de 1973, cuando el dr.

Cámpora fue electo con el 49,5% de los votos. 

Estos hechos no pueden desligarse de la historia del país. Los proyectos políticos siguieron y cada cual se fue fortaleciendo o debilitando según las circunstancias históricas

Desde el 2003 a la fecha y tras miles de muertos, desaparecidos y exiliados -todos luchadores populares que buscaban un modelo de distribución equitativo, donde la dignidad del ser humano estuviera por encima de cualquier otro valor moral-, el país fue reconstruyéndose y vuelve a tener sectores donde la lucha obrera por las mejores tiene sentido, un sentido silenciado y excluído por los gobiernos de Videla y Menem. Hoy las cuentas cierran con obreros y estudiantes adentro.