El Fútbol es un deporte dominado por hombres. Desde la base hasta la cúspide de la mayor parte de los países en los que el fútbol tiene cierta importancia, los gerentes de las instituciones que organizan las competiciones son hombres, los directivos de los equipos son hombres, los entrenadores son hombres y los jugadores mejor pagados son hombres. Por supuesto en muchos países hay ligas femeninas y en casi todos esta liga es amateur incluso entre los equipos de los niveles más altos. En muy pocos países una mujer puede vivir del fútbol y mucho menos comprarse una casa con cientos de metros cuadrados de jardín en las mejores urbanizaciones de la capital por su habilidad dando patadas a una pelota.

En el caso de los entrenadores es aún peor. Parece existir la sensación de que toda mujer que pretenda entrenar a un equipo de hombres carecerá de autoridad para ser obedecida o de conocimientos para llevar al equipo a otra cosa que no sea una debacle de proporciones bíblicas. Y eso cuando no se alega que no se puede tener de entrenador a una persona incapaz igualar físicamente a sus jugadores. Una entrenadora de fútbol masculino es una rareza, en algunos casos incluso un simple instrumento publicitario que ayuda a determinados equipos a atraer las miradas de la prensa hacia ellos y que, una vez han logrado su objetivo, hacen desaparecer a la curiosidad en pos de unos resultados que conviertan la atención mediática en beneficios a largo plazo.

Por eso es tan destacable lo que ocurrió con Shelley Kerr, quien se convirtió en la primera entrenadora de fútbol masculino de Reino Unido. Esto parece mostrar una apuesta muy seria por esta entrenadora que llega con un currículum y unas credenciales tan impresionantes que le han permitido superar a más de una decena de otros entrenadores para convertirse en la encargada de dirigir al equipo.

Ahora solo nos queda esperar que esta aventura llegue a buen puerto y que futuros equipos comprendan que un entrenador puede ser del género que sea, lo importante es que lleve al equipo a lo más alto. ¿O acaso Sir Alex Ferguson necesitaba correr como Cristiano Ronaldo para llevar al Manchester United a la victoria durante tantos años?