Las noticias sobre la marcha de Fernando Alonso a otras escuderías empiezan a cansar al piloto español. Llevamos meses oyendo como en breve se anunciaría el cambio de escudería de Fernando e incluso han empezado a surgir teorías sobre cuál sería la escudería a la dirigiría sus pasos una vez decidiera que Ferrari no es el equipo adecuado para lograr el título de nuevo. Las dos con mayores papeletas según la prensa serían:

  • Red Bull. Evidentemente, es la escudería ganadora de los cuatro últimos campeonatos del mundo de pilotos y escuderías, es la escudería en la que compite su mayor rival y aquel que ha logrado superar todas sus marcas de juventud. Y posiblemente la sequía de este año, en el que solo han ganado tres carreras, sería solucionada por una incorporación como el actualmente considerado mejor piloto del mundo.
  • McLaren. En este caso parece ser una apuesta más a futuro y más tirando de la polémica y el morbo. Es la escudería que tiró a la basura la oportunidad de lograr una época dorada con el mejor piloto de la parrilla entre sus filas, además de tenerle justo después de lograr dos campeonatos del mundo de pilotos. Este equipo contrató a Alonso a la vez que apostaba por el novato que acababan de contratar ese mismo año, lo que llevó a una victoria de un tercero y a que los dos pilotos del equipo quedaran segundo y tercero y McLaren como el hazmerreír de un campeonato que vio como en la última carrera tiraban a la basura el título que ya durante el año habían dejado en bandeja de plata para Hamilton.

Como se puede ver durante el año han surgido lo que podríamos llamar teorías de prensa rosa.

Escuderías que se nombran más por el morbo que generarían que por la firmeza de los rumores. Con el paso de los meses esto ha ido quemando a Alonso, que ha acabado por dejar algunos mensajitos a su escudería y a la prensa. Entre ellos destacar que su compañero, con el mismo coche, ha acabado a cuarenta y cinco segundos de él.

El año está poniéndose calentito y con el paso de los meses puede que empeore si siguen oyéndose más a la prensa que a los motores del Cavallino Rampante.