La NBA es una liga deportiva pero también es un negocio. Un negocio en el que tanto los jugadores como los equipos esperan sacar tajada y cuando una de las partes trata de romper ese acuerdo tácito comienzan a surgir problemas. En este caso se trata de un aumento en el negocio televisivo que prevee en los próximos años mejorar los ingresos de los equipos. Los jugadores quieren que parte de ese dinero revierta en ellos o tomarán medidas al respecto.

Los equipos, por su parte, alegan que los contratos de sus jugadores están garantizados y que esa garantía es para ambas partes.

Del mismo modo que un equipo no puede descolgarse de un acuerdo con un jugador aunque este se lesione o baje enormemente su desempeño, el jugador no puede exigir que se modifique un contrato a su favor en el caso de que los beneficios lleguen a la franquicia y esta obtenga una plusvalía por el jugador.

Los jugadores ya han expresado su disconformidad con la situación, especialmente algunas de las estrellas que tuvieron que realizar importantes concesiones en la temporada 2011, en la que se produjo el último cierre patronal, bajo el supuesto de que no se podía acceder a sus pretensiones económicas cuando los equipos en los que militan no reciben suficiente dinero como para satisfacerlas. No entienden que los propietarios de los equipos en los que juegan sigan esgrimiendo estas posturas, no cuando los Clippers se acaban de vender por una cifra récord (2.000 millones de dólares) y el contrato televisivo a partir de la 2016-17 y que se extenderá los próximos nuevos cursos casi triplicará al actual en ingresos anuales.

"Será la primera vez que el dinero que recibimos de la televisión supere al de la venta de entradas. Es mucho dinero, es cierto, pero no va a suponer un gran incremento en los ingresos una vez se pague el porcentaje correspondiente a los jugadores" afirmó Mark Cuban, propietario de los Dallas Mavericks.

Esta diferencia de opiniones parece llevar de manera irreversible hacia el lockout. Situación que ya empieza a convertirse en habitual en esta liga con demasiados egos sobre la mesa de negociación.