Daniel Angelici había anticipado antes del encuentro con su clásico rival que una posible eliminación sería recibida con gran dolor pero nunca considerada un fracaso.

No obstante, la apuesta del hombre líder de la institución de la Ribera tenía especial eje en la clasificación en la Copa Libertadores de América. Reflejo de ello fueron notables incorporaciones que realizó en el último libro de pases, armando un plantel numeroso y de calidad como en mucho tiempo Boca Juniors no había tenido.

A su vez, los rumores sobre una posible llegada de Carlos Tévez volvían todo más propicio hacia la continuidad de la conducción actual, que se había visto bastante desprestigiada en el último tiempo, producto de la eliminación con River Plate en la Copa Sudamericana y del despido de Carlos Bianchi, el técnico más exitoso de la historia.

También por la desvinculación de Juan Román Riquelme, el ídolo máximo de Boca Juniors  y la ausencia de títulos importantes, que encuentran recién su antecedente victorioso en la etapa inicial de su gestión presidencial con la dirección técnica de Julio César Falcioni.

Daniel Angelici, proveniente de la rama empresarial -que cuenta con el apoyo del actual Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y candidato a Presidente de la Nación por el partido político Pro, Mauricio Macri-, tendrá que definir en poco tiempo la decisión de presentarse en pos de la continuidad o no al frente la institución xeneixe, que elegirá una nueva Comisión Directiva, previa a la finalización de este año.

Entre sus competidores más fuertes se encuentran José Beraldi, ex vicepresidente de la institución; Jorge Amor Ameal expresidente de Boca Juniors; y Víctor Santa María, actual Secretario General del sindicato Suterh y titular del Partido Justicialista porteño.

De todos modos, si el equipo de Rodolfo "el Vasco" Arruabarrena no logra obtener el pase a los cuartos de final por la Copa Libertadores de América el próximo jueves 14, las posibilidades de Daniel Angelici tienden a desaparecer por completo. Por el contrario, un triunfo puede revitalizar a un cuerpo directivo que está expectante de un resultado, que será determinante de cara al futuro político de la institución.