El malo de la película, personaje arrogante, excéntrico, figura excelsa del deporte mundial. Todas estas características tendrá y tiene Floyd Mayweather quien lo demostró ante una multitud porque nunca perdió una pelea en su larga carrera. Tras cada triunfo el invicto norteamericano recibe abucheos y silbidos de sus propios compatriotas en su país, Estados Unidos, dejando en claro la poca simpatía y afecto que sienten hacia el.

Hablando de Floyd como boxeador, resaltar su victoria con lo justo en un desarrollo parejo frente a Manny Pacquiao conservando su estilo dentro del cuadrilátero en el que adquiere muchos detractores y es blanco de miles de críticas.

Ahora bien, ante este panorama donde todo es negativo hacia su persona y como pugilista, vale recordar que este hombre de 38 años no conoce la derrota en 48 peleas realizadas. Está a un combate de igualar el record de Rocky Marciano, un púgil de otras cualidades en el ring.

Si nos ponemos a enumerar las virtudes de este controvertido yanqui, dueño de millones de dólares e infinitos autos de alta gama, encontramos que nunca recibió un golpe letal, nunca se cayó a la lona, jamás sufrió arriba del tapiz, nunca tuvo el rostro cortado o hinchado producto de una mano y nunca estuvo cerca de perder ni siquiera un duelo. Podemos recordar al roña Castro quien venció por nocaut a Jackhson con un solo ojo consecuencia de todo el castigo que recibió en aquella victoria heroica del argentino en México en 1994.

Ante esto, al múltiple campeón parece utópico encontrarle un rival que le saque su reinado. Hasta es muy posible que se retire en lo inmediato sin ningún desliz ya que según el contrato firmado con la empresa televisiva le quedaría una velada más. Para destacar sobre el oriundo de nevada, pese a constantes reproches por lo que muestra en cada contienda, está el saber moverse con soltura, caminar el ring con determinación, saber defenderse ante el ataque del rival, casi ni recibir envíos claros vaya paradoja es que sabe defenderse perfectamente pero en ataque es muy intermitente, esporádicamente lanza su derecha o izquierda, prácticamente no se brinda por el espectáculo, parece no importarle quienes lo miren en el estadio o desde sus casas por TV.

Es un boxeador muy táctico que emplea su estrategia que mas le conviene pero carece de brillo, tampoco es vistoso. Así y todo se realizó la llamada pelea del siglo que tanta expectativa había generado y abrirá ciertos debates dejando mucha tela para cortar. El universo esperó para esto que finalmente terminó siendo el robo del siglo para la mayoría.

Tan necesario habrá sido tanta propaganda para desembocar en tanta indignación y desencanto de los fanáticos. "Ya no siento amor ni pasión", aclaró el vencedor sin descartar una revancha con el filipino. Si ese rumor toma relevancia habrá que pensar dos veces para no repetir lo vivido el ultimo sábado por la noche.