Para contar esta historia es necesario retroceder en el tiempo hasta el 12 de enero, ese día Daniel Osvaldo cumplía 29 años y pedía un solo deseo, mientras soplaba las velas en una torta que tenía como atributo los colores de sus amores, los de Boca, llegar a esa entidad. El artillero estaba en conflicto en Inter de Italia, tras una discusión con Mauro Icardi, y buscaba un nuevo destino.

¿Todo cierra? Como en la entidad de la Ribera vienen las elecciones y Daniel Angelici, el presidente actual, quería dar un golpe de timón que no consiguió con la vuelta de Carlos Bianchi, en este 2015 salió con la billetera llena a comprar lo mejor, ya que solo había una opción: conseguir títulos.

Con el recuerdo de la dolorosa partida de Juan Román Riquelme, máximo ídolo Xeneize, a Angelici no le quedó otra opción que decirle que ‘sí’ a todos los pedidos de Rodolfo Arruabarrena.

Por eso encontraron la respuesta en Osvaldo. Boca rompía el mercado de pases con un futbolista de vigencia en el Fútbol europeo, que llegaba a Argentina como un refuerzo cinco estrellas.

Al principio, el artillero revolucionó el mundo azul y oro. Arribó a Argentina con una remera que mostraba una mano abierta con cinco dedos, en referencia a una cargada a River, por la goleada en el amistoso de verano de hacía unos días (5-0) y así se metía al hincha en el bolsillo.

Luego vinieron los goles, y al fanático de Boca había que limpiarle la baba.

Encima la platea femenina quedaba obnubilada con su seductor look rokero. Todos felices, hasta que los nubarrones comenzaron a sobrevolar.

De pronto llegó la primera mala noticia: el delantero de Boca faltó a la práctica debido al asalto sufrido por su mujer, Jimena Barón. Una posterior pelea con el defensor de Estudiantes, Leandro Desábato, a quien Osvaldo le ofreció pasto para tratarlo de "burro", complicaba la tranquilidad que había obtenido.

Tras un verdadero papelón, el equipo del Vasco quedó eliminado de la Copa Libertadores a manos de River, tras un ataque de un protagonista desde detrás del alambrado que saltó a la fama luego de agredir a los futbolistas del conjunto de Núñez con gas pimienta.

Ahí empezó la debacle de Osvaldo: primero apareció una imagen de él fumando, en la previa a la gran revancha del Superclásico.

Luego las polémicas declaraciones en una red social contra la Conmebol por la cual la entidad madre del fútbol le abrió un expediente y lo sancionará en las próximas horas.

En el aspecto deportivo, el gran sueño de Osvaldo, reconocido hincha de Boca, se diluyó muy rápido, ya que quedaron eliminados de la máxima competencia continental, y aunque en el torneo local todavía tienen chances de quedarse con la corona, lo cierto es que al artillero le quedan horas en la Ribera.

Para colmo Italia anunció su citación para los compromisos de la Eurocopa. Por lo cual, el atacante de lujo de Boca disputaría su último partido frente a Vélez, el 31 de mayo.

Entre medio habrá dos compromisos también por el torneo local: el domingo con Aldosivi en La Bombonera, a puertas cerradas, y el próximo miércoles 27, ante Huracán Las Heras, por Copa Argentina.

El contrato de Osvaldo con Boca vence el 30 de junio, y podría finalizar antes todavía si finalmente la Conmebol lo castiga por sus polémicas palabras. Pero sin lugar a dudas, este no es el final feliz que el artillero imaginaba. Había llegado a fines de febrero con la enorme ilusión de quedar en la historia de la entidad de sus amores, como parte del plantel ganador de la Libertadores.