River recibe al Cruzeiro en el Monumental, a partir de las 22, por el partido de ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores de América. El Millo llega a esta instancia tras el escándalo que supuso la suspensión del Superclásico, mientras que el Raposa avanzó a esta instancia luego de superar al San Pablo, en el Mineirao, por penales.

El mal trago y los incidentes del jueves pasado ya son historia para los dirigidos por Marcelo Gallardo, que hoy a la noche buscarán ganar en su estadio para llegar con una amplia, o mínima, ventaja al partido de vuelta el próximo miércoles también a las 22. Para recibir al Cruzeiro, La Banda formará con: Barovero; Vangioni, Funes Mori, Maidana, Mercado; Martínez, Kranevitter, Ponzio, Sánchez; Teo y Mora.

Por su parte, el conjunto comandado por el uruguayo Diego Aguirre intentará convertir aunque sea un gol para lograr el tan ansiado 'gol de visitante' que lo podría dejar tranquilo aún perdiendo el encuentro. Fabio; Mayke, Bruno Rodrigo, Manoel y Eugenio Mena; Willians, Henrique; Willian, Giorgian De Arrascaeta; Marquinhos y Leandro Damiao, será el once que el oriental parará frente a River.

Ante un marco excepcional de público -con entradas agotadas-, River intentará poner la serie a su favor para que, por primera vez en su historia, pueda eliminar al equipo brasilero de la copa internacional más importante del continente.

El historial es totalmente favorable para el conjunto que comúnmente se viste de azul, ya que de los 13 partidos que disputaron ganó 10 y solo perdió los tres restantes. Además, fue siempre el verdugo de River y, tanto en la Copa Libertadores del año 1976, como en las Supercopas de 1991 y 1992, las Mercosur de 1998 y 1999 y la Recopa Sudamericana de 1999, lo eliminó sin atenuantes, demostrando el poderío que tuvo, y sigue manteniendo, a lo largo de su historia.

Ya no hay tiempo para especulaciones, y hoy lo único que se espera en el Monumental es que la fiesta del Fútbol se pueda llevar a cabo en paz, para que no suceda lo de la semana pasada y esto deje de ser un deporte para convertirse en un campo de batalla.