"La calle más larga, el río más ancho, las minas más lindas del mundo (…)" reza la canción de Bersuit Vergarabat, "la argentinidad al palo", sobre las lista de supuestas cualidades que posee la Argentina. ¿Y los mejores directores técnicos? ¿Por qué no? Con este momento que están viviendo los entrenadores nacidos en nuestro país en la Copa América, se los podría agregar en esa enumeración que describe nuestra tierra.

Gerardo Martino en Argentina. Ramón Díaz con Paraguay. Ricardo Gareca y su Perú. Jorge Sampaoli en Chile. Cuatro selecciones nacionales que han elegido a entrenadores argentinos para lograr sus objetivos y que por ahora lo están cumpliendo, llegando a las semifinales del certamen continental.

Y, luego de 22 años, habrá un entrenador argentino campeón. El último fue "el Coco" Alfio Basile con Argentina en la Copa América de 1993 disputada en Ecuador.

¿Pero que los hace tan solicitados a los D.T. argentinos? ¿Será por el estilo de juego? En este caso no, pues difiere en cada uno. El "Tata" Martino promulga la posesión absoluta y el control de los partidos. "El pelado" Díaz utiliza un esquema defensivo, le da valor a las cosas prácticas de su equipo, por ejemplo apostar a la experiencia de sus delanteros combinándolo con jóvenes promesas. "El tigre" Gareca usa la misma fórmula que le dio éxito en Velez Sarsfield, equilibrio constante entre defensa y ataque, juventud y vejez futbolística, y sobre todo moderación en el golpe por golpe.

Y Jorge Sampaoli, discípulo de Marcelo Bielsa, es una versión mejorada del "Loco", mayor presión, más recuperación, rápida verticalidad y numerosos jugadores llegando de sorpresa a zona de ataque. Todas recetas diferentes que llevaron a estos entrenadores al mismo puerto, las semifinales de la Copa.

Pero si abrimos el paño más allá de las semifinales, y vamos al inicio de la Copa América de Chile, eran 12 equipos participantes, de los cuales 6 tenían a la cabeza de su cuerpo técnico a un D.T.

argentino. A los ya nombrados se suman José Pekerman y Gustavo Quinteros (nacionalizado boliviano). El primero llevó a Colombia a cuartos de final donde cayó por penales con Argentina. Y el segundo no pudo pasar la ronda de grupos con la selección de Ecuador.

La característica que une a estos cuatro directores técnicos que se encuentran en la fase final, es el trabajo constante en los pocos días que tienen ante cada citación de sus seleccionados.

También, la clara intención de sacarle jugo a las piezas que posee su equipo, tanto en lo táctico como en lo técnico. Y en todos los casos, aprovechar la experiencia de los jugadores que se destacan en el exterior de su país para que sea transmitido a las nuevas caras.

Como diría Gustavo Cordera con su banda Bersuit Vergarabat, en la canción evocado al inicio, y por los logros acumulados de los entrenadores argentinos, ellos están "(…) diseminados, y en franca expansión, hoy los espera el mundo entero (…)".