El seleccionado alternativo que diagramó Miguel Herrera apenas obtuvo un empate ante Bolivia en su debut en la Copa América. Los del altiplano lograron lavar su imagen luego del amistoso en el que cayeron estrepitosamente por 5 a 0 frente a Argentina.

El 0 a 0 entregó muy poco, para destacar de manera positiva. Por el contrario, todo fue confusión y ninguno tuvo supremacía en las chances de gol generadas. En el primer período, Bolivia sorprendió con remates de media distancia que hicieron esforzarse al máximo al portero José Corona y envalentonaron a los hombres de La Verde, que fueron por más.

Muy cerca de romper la paridad estuvieron Jhasmani Campos y Ricardo Pedriel pero, primero el arquero rival y luego el poste, les impidieron llegar al gol. Sobre el final del primer tiempo, una salida inconclusa del guardametas mexicano le dio la posibilidad de frentear a Ronald Raldes y la pelota besó el palo. Hasta aquí se veía venir el regaño del "Piojo" Herrera para sus dirigidos en el entretiempo.

En el complemento, los cambios que se esperaban no llegaron. El técnico del Tri decidió darle una nueva oportunidad al 11 inicial y desperdició 15 minutos más de juego. Recién alcanzado ese tiempo tomó la determinación de incluir a Raúl Jiménez, el punta del Atlético Madrid, por un desconocido Eduardo Herrera.

Tres minutos más tarde se produjo lo inesperado. El gran capitán, Rafa Márquez, hizo evidentes muestras de dolor en su muslo izquierdo y pidió el cambio, ante el desconcierto y la preocupación de todos. Fue reemplazado por el volante Javier Aquino y se esperarán los estudios correspondientes para evaluar el grado de la lesión.

Con más empuje que concepto, este seleccionado alternativo que ideó Miguel Herrera pensando en la Copa de Oro (preservó a los habituales titulares y citó nuevas promesas), arrinconó a los dirigidos por Miguel Soria e hizo que el conjunto boliviano sufriera mucho por los costados, con centros cruzados y jugadas a balón detenido que traían veneno en cada remate.

Sin embargo, la buena actuación del arquero Romel Quiñonez impidió a México llegar al gol. Ni siquiera pudieron engañar al flojo árbitro paraguayo, Enrique Cáceres, partícipe directo de una jugada muy peculiar. Un remate de Jesús Corona desde afuera del área se dirigía al arco y el hombre de negro se cruzó delante del disparo, que finalmente se fue desviado.

El encuentro finalizó en cero, al igual que sus merecimientos. De todas maneras, se destaca la evolución de los bolivianos con respecto a la pálida actuación mostrada en el cruce amistoso de hace unos días ante Argentina. México deberá reformular sus intenciones para evitar papelones en esta prestigiosa competición. Todavía están a tiempo.