Imaginen Grecia. Un pueblo protestando contra las medidas del FMI mientras intentan sobrevivir a la crisis más profunda de su larga historia como país. Ahora imaginen Argentina, pero en el año 2001, cuando las cacerolas sonaban en las puertas de todos los bancos de cualquier ciudad. Pero algo más pasaba por este rincón del mundo.

Ayer, 11 testigos de aquella crisis, volvieron a vestirse con los colores celeste y blanco, paradójicamente para recordar un año que nadie quiere recordar ni aún, cuando Grecia es el presente vivo de aquel pasado. Es que en medio de la crisis, Racing club de Avellaneda, cortaba con una mala racha, una pésima racha sin títulos locales despues de casi 4 décadas.

El equipo dirigido por Mostaza Merlo que tuvo que pelear no solo en el campo de juego sino también en la Casa Rosada, pidiendo autorización para que el último partido del campeonato se pudiera jugar. Entre piquetes, hambre y la memoria de los jóvenes muertos, en la protesta que subió al ex presidente De La Rúa a su helicóptero, para nunca más volver.

Ellos volvieron y festejaron. Recibieron el agradecimiento de su pequeño pueblo racinguista. Campagnuolo; Vitali, Loeschbor, Ubeda y Arano; Chatruc, Bastia, Maciel y Bedoya; Estevez y Maceratessi. Los 11 que salieron ayer al cilindro para recordar el campeonato del 2001.

Del otro lado, Bou, Saja, Milito y Cia. Los actuales, el presente, los campeones del 2014.

A quienes se les está exigiendo un nuevo torneo. En un partido amistoso donde no importaba el llanto de Messi, ni la casi renuncia de Mascherano a la Selección o el recambio de Martino. Menos el título de la roja en la Copa América porque en el cilindro, en el estadio de la Academia, el color rojo es símbolo de rivalidad.

Y hubo fuegos artificiales, bandas musicales, fotos entre los protagonistas.

Un único canto: ¡Muchas gracias jugadores! Que caía desde todos los costados del estadio hacia el césped verde. ¿El partido? Una excusa. Empate 2 a 2.

Fue una tarde donde la gloria pasó por Avellaneda, se recostó en la vieja platea A y sonrió, al ver la alegría de una parte que quiere recordar la crisis del 2001 como la etapa más feliz de su vida.