Marcelo Gallardo hace escuela al mando del plantel profesional de River. Tras la derrota en la Supercopa Argentina ante Lanús, el DT dio muestras de su grandeza al pedirle a sus jugadores que antes de retirarse al vestuario saluden a la gente y esperen a que el rival reciba su medalla y copa. Un gesto que se ve poco en el fútbol argentino, tan bastardeado por hechos de violencia dentro y fuera del campo de juego.

River sufrió una dura derrota en La Plata ante Lanús por la Supercopa Argentina. Desde que Gallardo es el técnico de River, hinchas y jugadores se han acostumbrado a ganar títulos a un ritmo tan soñado como inimaginable tiempo atrás.

Vueltas, copas, finales, Superclásicos para la historia y viajes a Japón entraron en la normalidad de River. Sin embargo, nadie en el fútbol puede ganar todo y hasta los equipos multicampeones pierden títulos. Desde que el Muñeco se hizo cargo del equipo, esta fue la tercera final perdida. La primera fue ante Huracán en 2015 (también Supercopa Argentina) y ante Barcelona en el Mundial de Clubes del mismo año en Yokohama.

Pese a la derrota y tras recibir las medallas de subcampeón, Marcelo Gallardo educó al plantel y dejó una imagen de grandeza para todo el fútbol argentino. Se acercó a los jugadores y les señaló “Saludamos primero a la gente, que se van, y después nos quedamos” tiró ante la mirada atenta de sus jugadores que, cada vez que pueden, demuestran la admiración por su director técnico.

Mientras Lanús, campéon, recibía su premio por el título obtenido, los jugadores de River se quedaron dentro del campo de juego y hasta aplaudieron a los rivales mientras festejaban. Un claro reconocimiento por el que, en un partido de fútbol, fue mejor y ganó. Una rivalidad que termina con el pitazo final y que, por el esfuerzo, merece el reconocimiento de los colegas.

Lejos de actitudes reprochables que se viven a diario como la recordada reacción de los jugadores de Boca en el Superclásico de la Libertadores 2015 cuando, con los colegas agredidos, se disponían a formarse para seguir jugando. River enseña, no sólo a sus jugadores sino al fútbol argentino.

Para ser un gran ganador, hay que saber perder.

Y más aun saber cómo reaccionar en la derrota. Gestos de un grande, Marcelo Gallardo.

Estudiantes en el recuerdo

River fue campeón de la Copa Libertadores 2015 e instantáneamente viajó a Japón a disputar la Suruga Bank. A la vuelta, también campeón, recibió a San Martín de San Juan en el Monumental y, una semana después, le tocó viajar a La Plata para enfrentar a Estudiantes. Los jugadores pincharratas esperaron la salida a la cancha de los jugadores de River armando un pasillo en la puerta del túnel. Cuando salieron, aplaudieron y felicitaron a los del Millo por la Libertadores y, luego, les otorgaron una plaqueta connmemorativa que rezaba “de campeón a campeón, felicitaciones”. Lo “normal” sería no sorprenderse por estas actitudes, deberían sobrar en una competencia deportiva. Sin embargo, el ambiente del fútbol argentino está cada vez peor. Estos gestos enaltecen a quienes lo hacen y deben ser reconocidos.