Cuando pensamos en términos catastróficos sobre la crisis del ébola, tendemos a imaginar el peor de los escenarios posibles, el típico de las películas de terror, en las que los cadáveres están apilados por las calles, algunos en bolsas y otros tal cual murieron. Sin embargo, un escenario como ese es, tal y como están las cosas, bastante remoto. No obstante, la crisis del ébola tiene consecuencias de otro género, que pueden a llegar a ser, en algunos casos, bastante terribles.

Guinea-Conakry, Sierra Leona y Liberia figuran entre los diez países más pobres del mundo.

No es de extrañar que lo que fue un pequeño brote de ébola al sur de Guinea, se haya convertido en una epidemia descontrolada en los tres países. Sin embargo, la crisis sanitaria que supone el ébola no es más que el principio de lo que, con toda seguridad, terminará siendo una hambruna extrema, tal y como prevé la ONU en caso de que las cifras de contagiados sigan aumentando exponencialmente. El abandono de granjas en Sierra Leona alcanza el 40%. A su vez, conforme el número de fallecimientos se incrementa, la mano de obra disponible disminuye.

Este problema de la mano de obra se hace patente en las previsiones respecto a los cultivos de cacao en Ghana y Costa de Marfil. Ambos países son vecinos de los tres afectados por la epidemia de ébola.

A su vez, entre los dos producen casi la mitad de cacao del mundo, el 48%. Este cacao es recogido por trabajadores de los países afectados por el virus, así que, teniendo en cuenta que la temporada de la recolección del cacao está próxima, se prevé que la producción mundial de este producto quede mermada, lo que provocará un encarecimiento del mismo.

Pero el problema del cacao es una frivolidad que afecta al primer mundo. Tanto Guinea-Conacky, como Liberia y Sierra Leona, verán dificultadas sus relaciones comerciales a nivel regional. De hecho, este problema ya les está afectando profundamente.

Algunos países en el mundo rico, España y Estados Unidos, ya han tenido los primeros casos de contagio en sus respectivos territorios.

Estos también sufrirán las consecuencias económicas de la crisis del ébola. Los vuelos a uno y otro país se verán afectados. En el caso particular del país europeo, el contagio actual y la posibilidad de nuevos infectados suponen un duro golpe para el sector turístico, uno de los pilares fundamentales de la ya bastante castigada economía española.