Como todo estado, la Provincia de Buenos Aires recauda muchos millones de pesos anuales en concepto de Impuestos de todo tipo a través de su Agencia de Recaudación de Buenos Aires (ARBA).

Por mencionar sólo un caso, el impuesto inmobiliario que se paga en la Provincia de Buenos Aires en todas las parcelas del amplísimo territorio podría estar bien controlado si se efectuara un seguimiento fidedigno de cada declaración jurada de inmueble que se realiza hoy en día.

Traducido al llano: cuando se levanta una edificación en el territorio bonaerense, se declara en la oficina técnica municipal correspondiente mediante los respectivos planos, pero la declaración jurada obligatoria de la cantidad de metros cuadrados y características de dicha construcción se hace ante la Provincia.

Esta declaración nos va a dar el valor fiscal del inmueble en cuestión, cualquiera sea su destino, tamaño o finalidad ¿Pero tenemos bien declarado nuestro inmueble? ¿Estaremos pagando de más?

Hasta hace algunos años, esa declaración solamente la podíamos hacer ante un profesional de la agrimensura y ahora gracias a internet la puede hacer cada contribuyente, previo curso de capacitación dado que el trámite no es sencillo.

Al realizar una ampliación, construcción, venta, crédito hipotecario, escritura o cualquier modificación al inmueble, debe actuar un agrimensor. Pero el propietario puede realizar además fuera de estos casos, su declaración de manera espontánea y ateniéndose a la realidad.

De más está decir que si uno falsea cualquier dato, además de cometer un delito, está expuesto a que desde arriba, una simple medición satelital pueda detectar cualquier diferencia o error con la presentación que se haya hecho.

El valor que se obtiene de la declaración jurada sirve para calcular el impuesto inmobiliario, entre otros.

Para evitar que las valuaciones fiscales de nuestras viviendas queden tan relegadas con respecto al valor de mercado (el valor en el que se venden), desde hace unos años la Provincia multiplica dicho valor fiscal por un coeficiente de 1,76%, resultando casi el doble del que antes se computaba, todo un aumento encubierto si se lo quiere llamar más simplemente.

Es decir, si un inmueble tiene un valor de 100.000 pesos, para calcular el impuesto, se fija una base de 176.000 pesos que resulta de multiplicarlo por dicho coeficiente, un 76 por ciento más. Y esa suculenta diferencia es música para los oídos de los gobernantes de turno.

Pero no todo está perdido: desde hace tiempo, miles de contribuyentes que han recibido notificaciones y reclamos por metros cuadrados sin declarar, se han encontrado con la desagradable sorpresa de que no solo están declarados, sino que han pagado de más durante muchos años por errores en las presentaciones de los planos y de las declaraciones juradas. Y para peor, los operativos de rastrillaje que se impulsan desde ARBA son tan nefastos que hasta agregan "a ojo" (si mirando desde el frente de la vivienda) supuestas edificaciones o incorporan metros cuadrados que nunca existieron.

Todos esos errores los debe corregir el mismo propietario y evitar pagar de más.

Ahora bien, si después, la utilización de lo recaudado por este y los demás impuestos es correcta o no, ya es materia de otro análisis, dado que el recaudar no es un fin en sí mismo, sino que lo que de allí se obtiene, se deriva en las distintas partidas y áreas que integran el cuantioso presupuesto provincial.