Casi como una adicción, el dólar informal se ha convertido en los últimos años en uno de los temas más controvertidos de la economía argentina. Recordemos brevemente la denominada Ley Seca norteamericana. En enero de 1920 entró en vigencia en Estados Unidos, la conocida "Ley Seca " (o Ley Volstead), que prohibía la fabricación, transporte y comercialización de bebidas alcohólicas. Esta legislación promovió el surgimiento de oportunidades de negocios ilegales para el crimen organizado americano, y la apoteosis de personajes como "Al Capone " o "Lucky Luciano".

¿En qué medida este episodio histórico es una analogía del mercado paralelo en Argentina? Pues bien, la lógica que opera es básicamente la misma, y surge de la idea de oferta y demanda.

En octubre de 2011, comenzó un sendero de restricciones en el mercado de cambios, a través de medidas impulsadas por el Gobierno kirchnerista, sin mucha coordinación ni claridad. El objetivo de la política buscaba disminuir la merma de reservas del Banco Central (BCRA), en un contexto de compromisos externos, y de un nivel de importaciones y gastos por turismo creciente y sostenido. Como consecuencia, se revitalizó un negocio que antes no tenía un rol protagónico y podríamos mencionar como irrelevante. Para demostrar esto, sólo basta con ver la diferencia entre la cotización por venta y compra de dólares en el mercado informal, y evaluar cuál fue el rendimiento promedio.

Desde el período de postconvertibilidad hasta la aplicación del control de cambios, el rendimiento para las denominadas "cuevas" en la compra venta de dólares, fue del 0,15 %, lo que quiere decir que por cada 1 u$d operado, el intermediario obtuvo en promedio 0,0015 u$d de ganancia.

A partir de octubre 2011, fue notable el incremento del margen obtenido por operar la divisa norteamericana. Este promedió un 0,74 %, es decir 0,0074 u$d cada 1 u$d operado (entiéndase por cada Dólar operado, comprado y vendido por el intermediador). El pico de ganancia en el período logró hasta un 21 % durante enero de 2014, resultado de la devaluación de casi un 25,4 % entre diciembre 2013 y marzo 2014 por el BCRA.

Ahora bien, existen diversas opiniones sobre el dólar paralelo, teniendo en cuenta el volumen en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC). Es evidente que, motivado por el incremento en el rendimiento, esta actividad, ha sostenido un crecimiento en las principales calles de la City porteña, intensificando la tarea de los "arbolitos" en conseguir clientes. Pero también, esta situación muestra un giro de expectativas tanto de los operadores financieros, como de los ahorristas, en profundizar la compra ante un recrudecimiento de la incertidumbre.

La posibilidad habilitada por las autoridades para comprar la divisa norteamericana a través del dólar ahorro, sumada a las "operaciones contado con liqui", delinearon una nueva ruta, donde más operadores filtran los dólares, a fin de obtener algún beneficio. Este comportamiento puede resultar como mínimo, de dos fuentes. O es reflejo de las dificultades para sortear la situación inflacionaria, y mostraría el efecto "no llegar a fin de mes", o muestra especuladores que buscan hacerse de la divisa por medios "legales".

Queda definido un mapa sobre el mercado cambiario que se encuentra latente y expectante, frente a las próximas elecciones durante 2015.