¿Cuántas veces hemos pensado si alguna vez llegamos a viejos no queremos ser carga para nuestros hijos? En que nosotros solos mientras nos podamos valer por nosotros mismos, viviremos en nuestra casa y en caso de necesitar alguien, quizás busquemos una dama de compañía o una enfermera que esté a nuestro lado para atendernos.

Pero una muy distinta cuando no tienes dinero y no le queda otra opción que usar los servicios sociales para que les ayude a pagar un geriátrico o los mismos hijos de uno busquen un geriátrico para colocarte como si fueras una "cosa molesta".

Este es el caso de Dominga, una mujer que ha dado mucho por sus hijas y que de pronto tiene una embolia cerebral que le deja la parte del habla bloqueada.

Al principio, las hijas en su desesperación buscan hallar una salida para que su madre se recupere, pero el mismo médico les anuncia que no habrá recuperación alguna.

Ante esta situación, las hijas toman la determinación de colocarla en un lugar donde hay toda clase de enfermos inclusive dementes. Como Dominga no se daba cuenta, allí fue a parar la pobre anciana.

Cada 15 días las hijas la visitaban. Pero su nieta iba día por medio a verla. Un día en una de esas visitas, ve que su abuela no había tomado la merienda, la taza estaba fría.

Entonces va a la cocina de ese lugar y le dice a una de las encargadas que si le podía calentar la taza de té con leche y le contestó diciendo que se la diera así fría que no se daría cuenta ni de lo que bebe o come. Ante esto, su nieta queda horrorizada por la respuesta y va a hablar con el director, este le contesta lo mismo y además agregó a la abuela no se le puede hacer nada, además sus padres no son capaces de pagar mis libros para estudiar el caso.

Ante la indignación, su nieta le cuenta tanto a su madre como a su tía y deciden trasladarla a un geriátrico pago mucho mejor. Cuando fue trasladada en ambulancia, Dominga no tenía el camisón puesto, solo la cubría una sábana. Al llegar al otro geriátrico, le habían comprado otro camisón a Dominga, pero estaba muy fría, una de sus hijas pensó que era el frío que había cogido en el traslado, pero no era así.

Al otro día, cuando una de sus hijas le va a dar de almorzar a Dominga, fallece ante otra subida de presión.

Ahora bien, ¿quién tiene la culpa de que Dominga falleciera?¿el médico que la abandonó?¿las hijas que no hicieron lo posible para que Dominga tuviera mejor atención? Este es uno de los tantos casos en que son abandonados la gente mayor.