Todas las mañanas, miles de mujeres se enfrentan a este interrogante al observar su clóset. Generalmente tenemos muchas prendas en el armario y siempre utilizamos las mismas. O por el contrario, vamos siempre con lo mismo por miedo a innovar.

A lo mejor sos de aquellas personas que compran más de lo que necesitan y terminan teniendo un placard lleno de ropa y nada que ponerse. Lidiamos todos los días con el clima, el frío o el calor, la lluvia, la humedad y también con la incertidumbre acerca de cómo vestirnos para estar elegantes y cómodas y poder cumplir con todas las tareas que nos exige la jornada.

¿Creés que realmente es un problema? Yo creo que no; es posible que vestir bien no tenga más complicación que aprender a combinar los colores, las prendas y los accesorios correctamente. Lucir bien tiene un significado importante en nuestra sociedad, no sólo porque las prendas pueden destacar lo mejor de nosotras y estilizar nuestra figura, sino que además reflejan parte de nuestra personalidad y hábitos. La manera en que nos arreglamos transmite información sobre nuestra persona, comunica determinados aspectos de nuestro carácter. Es una forma de expresión y de darnos a conocer.

La primera impresión o el primer concepto que una persona desconocida va a tener sobre nosotros dependerán de nuestra apariencia física, y por lo tanto, de nuestro aspecto.

El modo en que vamos vestidos habla de nosotros; por tal motivo es fundamental acicalarse de manera adecuada según la circunstancia. Hay algunos puntos que son sustanciales a la hora de elegir la ropa que vas a llevar, como los colores que más te favorecen según tu tez. Es una tarea sencilla. ¿Te sientan mejor los tonos cálidos o fríos?

Para saber esto podés acercar una prenda cálida en la gama de los rojizos y otra de algún color frío como el azul a tu rostro y ver cuál de ellas lo hace ver más luminoso. Ya definida la paleta podés escoger por infinidad de tonalidades y matices para jugar y combinar.

Otro punto importante es evitar la ropa holgada o muy justa; las prendas tienen que ser de tu talla.

Ahora vamos a trabajar en tu armario. Tenés que elegir cinco prendas que te encanten, que usás una y otra vez porque te favorecen o simplemente porque te calzan perfecto. Puede ser una pollera, un pantalón, un vestido, una camisa o una remera que te queden bien y te gusten; a partir de esta selección tendrás que encontrar los accesorios, calzado y cartera apropiados para cada equipo. Al principio parece una tarea difícil pero luego se hace sin pensar; entonces podrás armar conjuntos en perchas para cinco días de la semana y alguna opción para los días de lluvia. De esta manera vas a tener organizado tu vestuario y optimizado tu tiempo para disfrutar mejor de tu desayuno o para dedicarle unos minutos mas a tu arreglo personal.

¡La clave, el estilo!, que no tiene que ver con la Belleza, sino con una actitud femenina y de mucha singularidad. Si lográramos aceptarnos como somos, seríamos mucho más seguras y por lo tanto con más personalidad. Pero a esa personalidad tenés que darle estilo, así que, plantate frente al espejo y fijate qué es lo que más te gusta de vos, que es lo que mejor te queda, para darle estilo a tu vida.