Buenos Aires tiene infinidad de rincones que esconden secretos culturales y gastronómicos. Hoy te contamos la historia de la emblemática confitería porteña "Las Violetas".

Ubicado en pleno corazón de Almagro, precisamente en av. Rivadavia 3899 (esquina Medrano), con arañas doradas y mármoles italianos de principio de siglo pasado, se encuentra emplazado el edificio de "Las Violetas", nacido al compás del crecimiento y prosperidad económica, además de las florecientes ideas de arquitectos provenientes de escuelas francesas, quienes también construyeron las grandes obras y boulevares de la ciudad.

Entrar es como viajar en el tiempo: el lugar es atendido por mozos de etiqueta, y se destaca el ruido de platos, tazas y cubiertos, además del característico bullicio y del público por doquier. Los fines de semana, particularmente los domingos, familias y grupos de personas de la tercera edad (en su mayoría), hacen fila sobre la avenida Medrano para ingresar.

La arquitectura de la confitería invita a disfrutar de un entorno elegante, distinguido y lleno de detalles: vitraux, arañas, techos y columnas, que traen a la memoria imágenes de la belle époque de Buenos Aires.

Ya sea por la mañana o la tarde, todo comensal puede saborear y deleitarse con tés con masas, sandwiches de miga o fabulosas tortas.Uno de los brunchs (neologismo que denota la combinación entre desayuno y almuerzo: breakfast + lunch), es el 'María Cala', una abundante bandeja que incluye tostados de jamón y queso, medialunas, tostadas, masas finas, mermelada y manteca, fosforitos y chips, además de una infusión a elección.

La cuota gastronómica la aporta la presencia de un chef internacional, que propone carnes blancas y rojas y pastas de alto nivel culinario.

El edificio, declarado en 1998 "Lugar histórico de la ciudad" por la Legislatura porteña, forma parte del grupo selecto "Bares Notables", 73 bares que tienen como común denominador ser los más representativos de la ciudad; entre ellos, el "Bar Sur" y el "Café Tortoni".