Elboom de la comida orgánica está haciendo sentir su peso en la Argentina. Losmercados que comercializan este tipo de alimentos se multiplican, al igual quelos restaurantes especializados en trabajar sobre lo orgánico. Incluso se inventó una aplicación para saber si lo que se está comiendo es transgénico o no. Claramente, silos lugares de consumo se expanden es porque cada vez más personas se vuelcanhacia este estilo de vida que es reconocido por ser saludable. Pero, ¿de quéhablamos cuando hablamos de “alimentos orgánicos”?

Paraubicarnos en el tema, es necesario aclarar que cuando hablamos de alimentosorgánicos nos referimos a aquellos que fueron producidos sin la utilización deherbicidas, pesticidas y fertilizantes artificiales, campaña surgida en la décadade 1940 como contra parte de la llamada “revolución verde”, conocida por laaplicación de nuevas tecnologías en la explotación agrícola con el fin deproducir más en el menor tiempo posible.

Entonces,¿qué encuentra la población que se alimenta de forma orgánica en este tipo dealimentos? Pues, en primer lugar destacan la no utilización de químicos en elproceso de producción. Asimismo, sostienen que en dicho proceso el agricultorno se ve dañado, como tampoco se daña al medio ambiente, favoreciendo laprevención del calentamiento global. En cuanto a sabor, señalan su intensidad,la cual sería posible observar ya en el color, el aroma y el tamaño delalimento. Se supone también que los orgánicos poseen más nutrientes que losalimentos convencionales. No obstante, médicos e investigadores afirman que estos alimentos son tan saludables como los producidos industrialmente a escala masiva.

Noobstante, volcarse a este estilo de vida implica gastar más dinero, debido aque su precio es más elevado con respecto a los alimentos convencionales, o mástiempo para producirlos uno mismo. Después de todo, lo que nos preguntamos essi se trata de una moda pasajera o de una real concientización. La respuesta laconoceremos con el pasar de los años.