Entre tantas aventuras que vivió Lele Cristóbal, una de las más anecdóticas fue adquirir un camión para transitar por diferentes ciudades del país y cocinar para los lugareños. Pero fue un trabajo tan entretenido como desgastante. Al consultarle si seguía con esa iniciativa, respondió: No, eso fue sólo un programa de televisión. Yo quería tener un restaurant ambulante y me compré un camión, lo armé. Yo llegaba a un lugar, bajaba todo, le daba de comer a la gente, cargaba y me iba. Pero fue un programa de TV”.

Entre risas, recordó esas épocas de gastronomía sobre ruedas y reconoció que con sus restaurantes tan activos hoy sería una misión imposible.

“Imagináte que en mi tiempo libre me subo a un camión y me voy a cocinar, me muero”. Él no sólo cocinaba sino que también manejaba y estaba al mando: “Todo lo que hice en los programas, todo lo que se vio, era verdad”, relató.

Al momento de hacer un balance de su viaje gastronómico por el país, rememoró: “Me quedaron proveedores, gente a la que le compro cosas, que me mandan. Pero más que nada me quedaron amigos porque a cada lugar que íbamos realmente vivíamos, nos quedábamos ahí, estábamos con la gente local. Y hay ciudades a las que llego y me reciben bárbaro, que no las conocía casi nadie o no eran lugares muy difundidos. Y nosotros grabábamos unos programas y quedaban chochos”.