La desmesurada cantidad de basura que se genera al día a nivel global no solo tiene consecuencias medioambientales. Se sabe que el coste humano que provoca la proliferación de los desechos también es muy elevado. A día de hoy, en Latinoamérica, existen millones de seres humanos que viven de la gestión de los desechos, y se suman muchos más a escala mundial. Lamentablemente las condiciones laborales de la mayoría de estas personas no son nada saludables.

Para que podamos entender en qué consiste la labor de estas personas, visualicemos una montaña inmensa de basura.

Según recorremos kilómetros y kilómetros de desperdicios encontramos a mucha gente que, hundiendo sus rodillas en esa maloliente montaña, se dedican, como si de hormigas se tratasen, a rescatar todos aquellos materiales que sean susceptibles de ser reciclados para poder venderlos. Se calcula que tan solo el 25% de los trabajadores de la gestión de basuras lo hace cumpliendo las condiciones de higiene necesarias.

Imaginemos las consecuencias que tiene, en cuestiones de Salud el que una persona esté expuesta a este nivel de toxicidad. Muchos de los que ostentan este "oficio", lo hacen para subsistir. La mayoría acaban sufriendo patologías crónicas, envejecen y mueren de forma prematura.

Según la presidenta de "Ciudad Saludable", Albina Ruíz, su iniciativa persigue despertar la conciencia en cuanto a la importancia de una adecuada gestión de los residuos y para ello, ha regularizado la situación de más de once mil personas "recolectoras de basura" en Perú.

La meta es conseguir que estas personas no tengan la necesidad de realizar este tipo de trabajos, garantizándoles una renta que asegure su supervivencia, mediante su reinserción laboral por ejemplo, en la gestión controlada de los residuos y mediante la promulgación de medidas estatales que ayuden a estos colectivos marginales.

Una de las iniciativas que más acogida ha recibido ha sido la de transformar a los "recolectores de basura" en auténticos empresarios del sector. Los expertos aseguran que en América Latina, se dan condiciones económicas óptimas para el desarrollo de la industria del reciclaje. En los últimos años han surgido muchas cooperativas y asociaciones de este tipo, ofreciendo otra posibilidad de vida para muchas personas.

Un ejemplo muy positivo de este tipo de iniciativas lo conforma la cooperativa "CURA", situada cerca de la ciudad de Buenos Aires, en la cual trabajan muchos de los antiguos recolectores irregulares.

En el mundo, este problema no es algo desconocido. Hemos visto con demasiada frecuencia las imágenes de niños famélicos enterrados literalmente en basura, buscando algo que vender y algo que comer. El que esto cambie no está tan lejos de nuestra capacidad. Este trabajo es completamente necesario, pues todas estas personas realizan una labor positiva para el planeta. Lo único que necesitan son unas condiciones más saludables y más humanas, para desarrollar esta actividad que nos beneficia a todos.