La Agencia Espacial Federal Rusa, mediante un comunicado oficial, había previsto que la nave Progress M-27 M, que se perdió en el espacio luego del lanzamiento, llegaría a la tierra el viernes 8. Finalmente, la nave se desintegró al entrar a la atmósfera, y cayó en el Océano Pacífico.

Mediante cálculos científicos, los investigadores rusos pudieron aseverar el día del acontecimiento, pero no pudieron precisar horario exacto ni latitud del carguero espacial con demasiada previsión. La nave, tal como estimaron, se desintegró al llegar a la atmósfera, y los fragmentos que cayeron sobre tierra no generaron daños.

Asimismo, la agencia espacial informó, luego del suceso, las coordenadas precisas del hecho. Puntualizó que, "la entrada a la atmósfera se produjo en el meridiano 160 sobre el Océano Pacífico central". El viaje descontrolado del carguero Progress M-27 M no tripulado, lanzado el 28 de abril, llegó a su fin.

Desde el Planetario de la Ciudad de Buenos Aires, 'Galileo Galilei', las autoridades se ocuparon de comunicar que la nave rusa se podría ver en el país. Posteriormente, mediante las Redes Sociales, divulgaron videos del carguero ruso Progress atravesando los cielos de la Ciudad de Buenos Aires.

Estimaron que la nave voló a 150 km. de altura de la superficie terrestre, y a unos 190 km de la city porteña el jueves 7 de mayo a las 18.51 (hora local).

Los videos muestran un punto que avanza a alta velocidad por el cielo, como una estrella fugaz que "mostraba marcadas y rápidas variaciones de luminosidad (e incluso, fugaces "flashes") provocadas por la combinación luz solar/movimiento descontrolado".

Las autoridades de Rusia ya han encargado una comisión de investigación para establecer cuáles fueron las circunstancias del hecho.

La nave Progress M-27 M, que se lanzó a fines de abril para proveer de material científico, además de suministros alimenticios para los seis astronautas que actualmente se encuentran en la Estación Espacial Internacional, perdió todo tipo de contacto con los operadores rusos luego del despegue.

En síntesis, que el carguero se haya desintegrado en el Océano Pacífico no supone inconvenientes para los astronautas en órbita, ni tampoco para los habitantes, ya que el descenso sólo generó grandes pérdidas monetarias pero no humanas.