Se prueba un año difícil para el chavismo. Además de la crisis económica, política y social que vive el país, Nicolás Maduro debe lidiar con presiones internacionales que buscan la liberación de los presos políticos y la imparcialidad y credibilidad de las elecciones en Venezuela. El día de ayer, Maduro estuvo en Nueva York (EE.UU.) en la sede de las Naciones Unidas para solicitar al Secretario General, Ban Ki Moon, la activación de la figura de los buenos oficios bajo el Acuerdo de Ginebra de 1966 y apoyar la solución pacífica de la disputa territorial entre la República Cooperativa de Guyana y Venezuela.

Según el diario El Nacional, de Venezuela, el Secretario se comprometió a promover una posible reunión entre Maduro y el Presidente de Guyana, David Granger, para el mes de septiembre, momento en que se cumplirán 70 años de la fundación de la Organización de las Naciones Unidas. Ya en otra ocasión señalamos que hay opiniones que coinciden en que la reactivación del reclamo por parte del régimen venezolano atiende a objetivos electorales.

Esto sucede justo después de que Henrique Capriles Radonski, uno de los líderes de la oposición venezolana, se reuniera el lunes en Washington D.C. (EE.UU.) con Luis Almagro, Secretario General de la Organización de Estados Americanos, para solicitar precisamente observación internacional calificada para las Elecciones Parlamentarias del 6 de diciembre en Venezuela.

Tomamos cita de El Universal sobre lo que comentó durante la rueda de prensa después de la reunión con Almagro: "Si el Gobierno dice que hay plenas garantías, y que hay normalidad, ¿qué problema hay de que la elección tenga acompañamiento internacional?". También se refirió a las inhabilitaciones por parte de la Contraloría General de la República de importantes candidatos de la oposición.

Nicolás Maduro, al ser interrogado el martes en rueda de prensa en la sede de la ONU, evitó a toda costa responder las preguntas que periodistas formularon sobre los presos políticos, pero sí contestó negativamente a la posibilidad de que exista observación electoral distinta a la de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), único organismo que el Consejo Nacional Electoral invitara a formar parte del "acompañamiento electoral" este año.

A esta última pregunta contestó: "Venezuela no es, ni será monitoreada por nadie." Definitivamente, como lo reseñaba Antonio M. Delgado en El Nuevo Herald el pasado 27 de julio, las elecciones serán prueba de fuego para el autoritarismo venezolano.