Pakistán revivió la pesadilla que vivió hace poco más de un año, cuando el 16 de diciembre del 2014, en la ciudad de Peshawar, 6 terroristas pertenecientes al grupo “el movimiento talibán pakistaní” irrumpió en un colegio disparando indiscriminadamente contra alumnos y profesores y asesino a 136 infantes, dejando a más de 120 heridos. Un acto que es considerado una tragedia nacional. El pasado20 de enero, nuevamente efectuaron un atentado, dejado sin vida a más de 20 personas en la universidad de Bacha Kan, ubicada a pocos kilómetros de Peshawar.

El movimiento talibán predica el islam de la manera más extrema, impone severamente la ley de la shaira:prohíben la música, la televisión, el cine o el baile, restringen toda la libertad de las mujeres y están en contra de la educación, especialmente para niñas. Han atentado y amenazado múltiples veces a colegios y escuelas donde se enseñe a mujeres. Están en contra de la democracia y de toda influencia occidental.

Los talibanes surgieron como consecuencia de la Guerra fría entre Estados Unidos y la Unión soviética. En diciembre de 1979, las tropas soviéticas habían invadido Afganistán, enfrentándose con la CIA que había enviado a Pakistán a grupos rebeldes opositores al gobierno y a los invasores para que fueran entrenados por el ejército pakistaní y tuvieran las suficiente preparación para combatir al enemigo.

Su principal objetivo fue implementar un Estado islámico, donde rija la ley de la shaira en su estado más puro.

Este grupo, por lo general, no conoce otra realidad diferente a la guerra; sin oportunidades más que unirse a un movimiento religioso que lucharía por imponer a través de todo un territorio su visión del mundo, de lo que está bien, predicando una visión sumamente estricta del Islam, dejando atrás el bienestar y las necesidades de los habitantes de las zonas en las cuales tienen el poder, prohibiendo casi todo e imponiendo severos castigos a quienes desobedezcan sus mandatos.

Mullah Omar, quien fue el líder talibán de 1996 hasta el 2013 cuando murió, fue la mano derecha del terrorista más buscado por los Estados Unidos: Osama Bin Laden. En el 2012, en el valle de Swat “Mulá Fazlullah”, fue la cabeza del ataque que casi le quita la vida a Malala, la activista que lucha por los derechos de las mujeres y las niñas.

Actualmente, Umar Mansoor es el comandante en varias zonas, como Charsadda, Darra Adam Khel, Noshera. Además, es la cabecilla de los últimos ataques en centros educativos en diferentes zonas de Pakistán.

Hace dos semanas, el vocero del grupo talibán ha advertido que los atentados contra centros educativos no cesaran. Según comunicó, continuaran cumpliendo la voluntad de Alah, que -según su ideología extremista del islam- consiste en quitar del camino a aquellos que no cumplan sus designios. La razón por la cual desde hace un tiempo han preferido atacar instituciones educativas, en lugar de políticos y dirigentes, es para evitar que los niños y jóvenes puedan educarse y más adelante ocupar cargos en la política, ya que la democracia y la política van en contra de sus ideologías.