Con un 51,62% de los votos, Dilma Rousseff, presidenta de Brasil desde el año 2010, continuará al frente del gobierno del país hasta el año 2018. La segunda fuerza política del país, el Partido de la Socialdemocracia de Brasil, liderado por Aécio Neves, ha obtenido un 48,38% de los votos. Aunque el Partido del Trabajo (PT) dirigido por Rousseff ha obtenido una victoria ajustada, lo cierto es que es una mayoría absoluta en el parlamento brasileño, lo que garantiza la estabilidad política del país.

Estabilidad que permitirán que la presidenta Rousseff continúe con sus políticas sociales, iniciadas por su predecesor en el cargo y en la dirección del PT, Luiz Inácio Lula da Silva.

En efecto, este tomó el mando en el año 2002, a partir de lo cual puso en marcha una serie de medidas orientadas a acabar con la pobreza en Brasil y a disminuir las desigualdades sociales, muy marcadas en este país. De este modo, las políticas llevadas a cabo por Dilma Rousseff desde el año 2010 se ha caracterizado en incidir en las medidas y programas lanzados por los gobiernos presididos por el expresidente Lula.

Así, durante el primer mandato de Rousseff se ha profundizado en la política de vivienda iniciada por Lula da Silva con el programa "Mi Casa, Mi Vida". Este tenía por objetivo sacar a millones de personas de las favelas (las chabolas de Brasil), para otorgarles una vivienda digna en propiedad.

Dilma Rousseff ha lanzado la continuación de esta política de vivienda, materializada en el programa "Mi Casa, Mi Vida II", con el que no solo se pretende sacar a los más pobres de las favelas para llevarlos a una vivienda digna, sino también aumentar la calidad de las viviendas que se construyan.

El ejecutivo de Rousseff ha llevado a cabo otra serie de políticas sociales en esta misma línea, tales como los programas "Brasil sin Miseria" y "Beca Verde", en los cuales se conjugan políticas medioambientales y sociales, encaminadas tanto a acabar con la pobreza extrema como a preservar la selva de la Amazonia brasileña, y el programa "Brasil Cariñoso", que es un complemento destinado a sacar de la extrema pobreza a los niños brasileños.

Este consiste en una ayuda directa mensual a las familias por cada niño menor de seis años. En definitiva, la voluntad general de Brasil se expresó ayer a través de las urnas. Y ha sido a través de estas que ha decidido que quiere seguir luchando contra la pobreza y la desigualdad en su país.