Estar lejos del paisito es sufrir cuando el soberano debe de dar un veredicto de importancia como lo es elegir a su próximo Gobierno, es un paso más que importante y más si tenemos en cuenta que en esta oportunidad la posibilidad de que la derecha regrese al poder es mucho mayor que otras veces, por tanto estos días que separan a los uruguayos de la decisión final es para reflexionar, para poner los pro y los contras encima de la mesa.

Si bien el parlamento está ya decidido el que ninguno de los aspirantes llegue con ventaja absoluta tiene su lado más que positivo, la actual coalición de gobierno se ha quedado a un solo diputado de la mayoría absoluta y los dos partidos tradicionales aun uniendo sus fuerzas no llegan a igualar a su adversario, por tanto existe un equilibrio de fuerzas que obligará tanto a uno como a otro, sea quien sea quien gobierne a reflexionar cada paso a dar, no será tan sencillo imponer su estilo de gobierno y por ende la propuesta formulada a la ciudadanía dado que en muchos de los casos para legislar deberá contar con una mayoría y en esos casos habrá de negociar, ceder, dialogar y eso llevará tanto al futuro gobernante como a toda la clase política a un cambio profundo de actitud, algo que a mediano plazo acabará por beneficiar a la gente.

Uruguay en su conjunto tiene ante sí una oportunidad de oro de por primera vez y de forma real anteponer los intereses de la gente y de la nación a los egoístas intereses partidarios, si entre si se enfrentan derechas e izquierdas lo único que lograrán será "embarrar la cancha" ahora les toca la hora de la verdad, la hora de demostrarle al pueblo charrúa que por encima de banderas, de "chacritas" y de "caciquismo" está un pueblo que ya decidió su parlamento y sin pretenderlo les ha puesto en una situación por demás peculiar para casi obligarlos a pasar una legislatura donde la palabra negociación está por encima de todo.

Un experimentado Tabaré Vásquez llegaría con un escenario nada parecido al que tuvo en su primer gobierno lo cual es bueno y malo al mismo tiempo, ya no tropezará con la misma piedra pero como dijo en su momento un histórico del FA, el queso corrompe, el poder por tanto, muchas veces provoca cambios en personas y en instituciones, por tanto un tercer gobierno de izquierdas puede entre otras cosas, además de tener que aprender a moverse en la actual coyuntura, a que se enquisten ciertas costumbres que con el paso de los años y por falta de motivación y sobra de autoconfianza pueden pasarle más tarde una cara factura al FA.

Claro que de lejos o de cerca hay que reconocer que los dos gobiernos consecutivos del FA no pueden haber sido tan negativos cuando ha ganado en buena parte del país, mientras que los colorados siguen sin levantar cabeza.

Por otra parte un joven y entusiasta Luis Lacalle llega con aires nuevos en un partido casi tan antiguo como el país mismo y lo hace con un hándicap que ignoro si los propios simpatizantes del Partido Nacional (PN) han sido capaces de valorar: por primera vez en la historia del PN llegan unidos bajo un mismo objetivo: llegar al gobierno, dejando de lado las luchas internas que eran un sinsentido y la causa principal de la debilidad que los acompaña desde casi siempre.

Un Lacalle al cual algunos le otorgan pertenecer a una dinastía lo cual es subestimar peligrosamente a alguien que supo construirse a sí mismo y que trae en sus genes mucho más que un apellido y que no ganó las internas por ser "el hijo de "sino por méritos propios, demostrando que los líderes no se hacen sino que nacen.

Vásquez y el FA sí que lo saben, durante años han recogido banderas e incluso ideales de los llamados blancos, basta como ejemplo a Nin Novoa, pero incluso la palabra compañero se le llevaron a un partido que lejos de pensar en su pueblo y sin percatarse de que el contrario le levantaba la siembra se ocupaban de vender la piel del oso sin haberlo cazado, ahora la cosa parece haber cambiado, el FA le tomó el gustito al poder y a los cargos mientras que los otros están con hambre de poder y parecen haber comprendido que a la guerra o se va unidos o los de afuera se los comen vivos.