Lo más normal cuando alguien habla del "Kama-Sutra" es que se imagine un libro lleno de posturas acrobáticas que pueda ser utilizado como catálogo para encontrar la postura con la que dar un poco de picante a una relación que se haya tornado en monótona con el paso de los años y las repeticiones del misionero o la amazona. Gran parte de este enfoque procede de la tradición que arrastra occidente, de claro corte judeocristiano y que, en esencia, convierte toda imagen sexual en una obra dedicada al sexo y toda obra dedicada al sexo en una forma de mercancía del pecado.

Por lo que respecta a nuestras tradiciones, si hay sexo en el libro es porque el libro es sobre sexo, no se concibe que el sexo pueda ser un vehículo hacia otras cosas.

Nada más lejos de la realidad. El "Kama-Sutra" es en realidad uno de los textos más importantes del hinduismo y, aunque prioriza una vida disfrutada con alegría y placer, también llama a la virtud y a un estricto código espiritual, muy alejado del hedonismo que el mundo nos hace creer que está contenido entre sus páginas.

Escrito en sánscrito -lengua sagrada del hinduismo- y atribuido a varios autores (a un brahmán -un miembro de la primera de las cuatro castas tradicionales de la India, la formada por los sacerdotes y asesores del rey- y también a su hijo Vatsiaiana), la obra literaria está datada entre los siglos I y IV y se concibió como una guía espiritual para el ser humano, una colección de escrituras que debían ayudar al hombre y a la mujer a lo largo de la vida a alcanzar la plenitud y la salvación.

Sin embargo, como ya he dicho, se ha convertido este libro en algo parecido a un catálogo de cama, que muchos utilizan a modo de muestrario de que lo que un cuerpo puede llegar a hacer en lo que a relaciones sexuales se refiere y que vacía por completo de contenido la intención real de la obra y que por tanto pervierte su intención inicial al banalizarla.

Posiblemente se trate de uno de los libros que, de conocerlo, más ayudaría al hombre corriente a llegar a otro nivel de entendimiento de uno mismo. Tal vez se debiera dejar de ver como el libro pornográfico por excelencia y empiece a verse como el libro sobre nuestra propia humanidad por excelencia.