Al Nobelde literatura le cuesta pronunciar el español. Un año más, y van ya 15, esun autor francés el que recibe el máximo galardón de las letras mundiales.Sería de necios discutir los méritos de la literatura francesa. Y de haberse entregadodesde un siglo antes su dominio sería abrumador, pero no parece que el siglo XXy lo que llevamos del XXI haya sido el siglo de la cultura francesa.

Un breve vistazo a la lista de los ganadores, su procedencia y el idioma enque están escritas sus obras muestra una evidente subrepresentación de laliteratura en español y una sobrerrepresentación de otras.

¿Es tan brillante laliteratura sueca del siglo XX? ¿Qué clase de genios alumbra ese territorio paraque apenas 10 millones de hablantes alumbren a 7 premios Nobel?

Ser vecino de Suecia parece que también aumenta las posibilidades y asíencontramos 3 daneses, tres noruegos, un finés y un islandés. O lo que es lomismo, en cuestión de Premios Nobel, la literatura de los países bálticos superaa toda la literatura hispanoamericana.

Si, porque los aproximadamente 500 millones de hablantes en español apenasconsiguen 11 galardonados, con olvidos sangrantes como el caso de losmáximos referentes de la literatura Argentina: Borges, Cortazar o Ernesto Sábato. ¿Hay alguien que piense que laliteratura argentina es inferior a la danesa o a la noruega?

¿Qué no merezca niun solo premiado en un siglo de historia?

Repasando la lista encontramos autores a losque la historia no ha tratado bien, junto a otros que siguen siendo referentesmundiales. Nadie podría discutir a Becket,Steinbeck, Camus o Böll pero si observamos el mapa del mundo en profundidadno se puede más que sospechar que existe una inclinación geopolítica evidenteque no se justifica en absoluto por los méritos literarios de las distintaslenguas.

Esto, que lleva años siendo señalado pordiversas voces del ámbito de la crítica literaria y el mundo intelectual, seatribuye a diversas razones, entre ellas, la “comodidad” de los miembros de laAcademia Sueca a los que les cuesta encontrar y leer traducciones a sus lenguasde origen de las obras publicadas en español.

Sea cual sea la causa, resulta incomprensibleque Argentina no figure en una lista en la que están Polonia, Suiza, Bélgica,Australia… y así hasta 39 países, algunos con tradiciones literariasinfinitamente menos importantes.