En Estados Unidos, una nueva forma de publicitar los espectáculos artísticos, empieza a ocupar butacas. ¿De qué se trata? Por supuesto, si es novedad y tiene que ver con marketing, la respuesta al interrogante se relacionará con dispositivos móviles y redes sociales. Así es, estimados espectadores, la función puede disfrutarse con el móvil encendido.

La propuesta a la que cada vez se suman más obras de teatro, conciertos y cines, consiste en destinar una cantidad de butacas, ubicadas especialmente -con preferencia en las últimas filas para no molestar -para que quienes las ocupen, puedan a la vez que observan el acto artístico, twitear o subir comentarios sobre lo que ven a Facebook.

Denominado como "tweet seats" (asientos twiteros), la idea va un poco más allá y en algunas ocasiones, se vuelve interactiva, pues durante la función, una persona vinculada a la compañía del espectáculo que se desarrolla en el escenario, twitea e interactúa con el público que tiene su teléfono en mano.

Aunque para algunos puede resultar hasta irrespetuoso, muchos espacios han incorporado este sistema de "tweets seats" con el objetivo de promocionar el hecho artístico y ganar (o perder) público, depende de lo que se diga. La Orquesta Sinfónica de Cincinatti y el musical Godspell en Brodway, son solo algunos de los que dijeron "sí" a esta nueva manera de disfrutar un evento.

Los asientos tuiteros.

Estas localidades especiales se eligen con anterioridad al espectáculo y el método de adjudicación varía de un espectáculo a otro, pero en general se realizan invitaciones, también mediante redes sociales, a personas interesadas en ocupar un lugar junto con su dispositivo. Pero llevar el teléfono no es el único requisito. También es excluyente tener un perfil activo con cierta antigüedad -puede ser de un mes -, una cantidad mínima de seguidores, y realizar determinado número de comentarios durante la presentación.

Esta ingeniosa forma de ensamblar tecnología, Arte, marketing y público, también comienza a tener seguidores en Europa, pero es un movimiento incipiente en aquel continente. ¿Latinoamérica se animará al "tweets seats"? ¿Y Argentina? Si bien es un sistema que implica un cambio de mentalidad, romper ciertas estructuras sociales, no será difícil acostumbrarse, mucho menos si hay entradas gratis o a menor valor.