Estaban todos (Samuel L. Jackson, Kurt Russell, Tim Roth, Bruce Dern...) o casi todos, porque del reparto anunciado inicialmente no fue posible encontrar a Christoph Waltz, pero el resto de los anunciados acudieron a la lectura del segundo borrador de The Hateful Eight en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles para ir presentándole al estudio el material con el que el público se encontrará cuando la película se estrene. La razón por la que Waltz no estaba en la lectura no se desveló: ¿Tarantino ha optado por otro actor? ¿No podía acudir al acto con el resto del equipo?

¿No tuvo tiempo de participar en el ensayo previo que duró tres días y por lo tanto no pudo estar en el que contó con solo unos pocos afortunados? Sea la respuesta que sea, se le echó en falta, como es lógico.

Pero el resto de los actores sí acudió y juntos leyeron el texto, para entusiasmo de quienes los observaron, entre ellos los hermanos Weinstein, que son dos de los productores ejecutivos, y unos cuantos críticos de importantes medios de información cinematográfica. Todos ellos fueron testigos de las descripciones que Tarantino hacía de los planos y de las marcas que tendrán que tener en cuenta los actores a la hora de grabar. Cuando el rodaje comience, ya que el guionista y director todavía tiene que remodelar, según ha afirmado, el tercer acto, es decir, el final, que no le acaba de convencer, por lo que cambiarlo será para bien, apunta.

No es casualidad que la lectura se haya realizado en un pequeño escenario teatral porque el texto escrito por Quentin no es sino una obra que tiene lugar en un par de localizaciones, las que reunirá a todos sus personajes bajo un techo claustrofóbico en el que ocurrirá buena parte de la acción. Unos personajes, ocho en concreto, los que indica el título, que se enfrentarán unos a otros mientras esperan a que pase la tormenta que los tiene refugiados.

A sus fans les sonará este tipo de producción porque supone para Tarantino una vuelta a sus orígenes, a Reservoir dogs, esa cinta que le hizo ganar en el festival de Sitges del año 1992 los premios al mejor director y al mejor guion. De hecho, como más uno recordará, entre aquellos perros atrapados se encontraba Michael Madsen, actor con el que vuelve a contar en este nuevo proyecto, que ya levanta unas descomunales expectativas.