Si eres mujer y actriz en Hollywood lo tienes muy mal para trabajar a partir de cierta edad, para cobrar un salario equivalente al de los actores y para tener un poco de peso en las historias que las películas cuentan. Es lo que han denunciado últimamente varias actrices importantes en la industria, algunas de ellas nominadas al Oscar o ganadoras de una o dos estatuillas, entre ellas Ellen Page, candidata por Juno en la categoría de mejor actriz o Cate Blanchett, ganadora como secundaria por El aviador, de Martin Scorsese, y como protagonista por Blue Jasmine, de Woody Allen.

Page afirma que en la Meca del Cine esperan que si eres mujer estés incluso callada y no expreses tus opiniones, que parece ser que no interesan a nadie. Si no eres hombre no tienes nada que decir.

Por su parte, Blanchett asegura que muchos en la industria creen que las mujeres no tienen interés para el público y que no son un tirón en la taquilla, cosa que sin ir más lejos desmiente la película francesa Lucy, de Luc Besson, que este mismo verano ha sido número 1 en norteamérica y que ha protagonizado la actriz Scarlett Johansson haciendo gala de sus dotes para el cine de acción como si del mismísimo Jason Statham se tratase. Hilary Swank, otra ganadora de dos Oscar a la mejor actriz, uno por Boys don´t cry y otro por Million Dollar Baby, asegura que siendo mujer va a cobrar 10 veces menos que un hombre por un trabajo de la misma categoría.

La última en pronunciarse al respecto del maltrato de Hollywood a las mujeres ha sido Reese Witherspoon, ganadora del Oscar a la mejor actriz por Johnny & June: Pasión y locura. En sus palabras se deja ver un claro reproche a la diferencia de salarios entre ambos sexos, una diferencia estratosférica, asegura. La actriz está encantada con su último trabajo, Wild, que una vez más puede ponerla en las puertas del Oscar, en el que ha trabajado con un director y un guionista con los que se ha encontrado muy a gusto porque la han apoyado y porque sabe que tanto uno como otro respetan a las decisiones de las mujeres con las que trabajan, algo nada habitual en un mundo que todas advierten que está dominado por hombres y en el que se hace cine por y para ellos.