Cuando uno tiene conocimiento de estos lugares, tan sumamente lejanos, se mira el bolsillo y suspira, sobre todo en estas fechas navideñas. Soñar es gratis, nos decimos. Unas fotografías aéreas, en las que aparece una descarada mancha rosa fucsia, hacen que me detenga en la búsqueda, por Internet, de otros temas que me ocupaban. Me doy cuenta de que se trata de un gran lago que, bien podría llamarse, de los enamorados. Parece el escenario de un cuento fantástico. Puedo, incluso, imaginar cómo se vería una inmensa luna llena reflejada en estas aguas.

Choca aún más el efecto visual porque la mente no identifica una gran superficie de agua con este color. Y enseguida piensas: esta foto está trucada. Se ubica en Australia y bastante alejado de las zonas más visitadas por los turistas. De ahí que las posibilidades de que mi sueño se haga realidad sean bastante limitadas, pero me conformo con intentar conocer este extraño fenómeno de la naturaleza, a través de algunas páginas de la red.

Este lago, que se me presenta con el nombre de Hillier, se asienta al suroeste del continente australiano y hasta su tamaño resulta coqueto. No más de seiscientos metros de largo por doscientos, en su lado más ancho. Pequeño y "resalao" es este Hillier que, en sus orillas acumula capas de sal, que también se concentran sobre la superficie del lago.

Enseguida pienso que pueda ser la sal la responsable de este color. Pero no.

Recuerdo, entonces, las Lagunas de Ruidera, en Castilla-La Mancha, España. Según la altura a la que se encuentre el sol, presenta un color azul turquesa muy brillante y llamativo, debido a una sedimentación de caliza, entre otras. Pero si ponemos un poco de agua en un recipiente, veremos que el líquido resulta incoloro.

Sin embargo, no ocurre lo mismo con las aguas del Hillier que siguen conservando este precioso color rosa. Puede que la responsabilidad la tenga, según algunos estudiosos, una diminuta alga denominada Dunaliella salina y la proteína, Bacteriorodopsina, que posee un color púrpura. Explicaciones científicas aparte, que también están muy bien, me quedo con la fantasía de este y otros lugares que, tal vez, jamás llegue a visitar, si no es en sueños.