Muse, una de las bandas británicas actuales con más convocatoria regresa a tocar en Argentina después de dos años de ausencia, en el marco del tour de su nuevo disco "Drones". Pero lo que debería ser una buena noticia para los fans, resultó ser bastante agria.

Esta semana se confirmó la fecha y lugar desde la página oficial de Muse para el próximo show en Buenos Aires: tocará el próximo 17 de octubre en el Complejo Al Río de Vicente López. A esta altura, Latinoamérica es una parada obligatoria para toda banda que se jacte de fama a nivel mundial, pero el descontento de los fanáticos argentinos de Muse no tardó en hacerse notar.

Ciertamente que la noticia sobre el regreso de la agrupación sólo debería traer alegría a sus fanáticos, pero las quejas se levantaron cuando se enteraron de la ubicación del predio designado para el futuro show, la división en sectores del lugar, y por supuesto, del precio de las entradas.

El campo, el sector popular de los fanáticos para disfrutar el espectáculo, está dividido en dos secciones; una cuantiosa porción del frente al escenario, la parte delantera del predio se reserva para el campo VIP: Very Important Person (Persona Muy Importante), y una segunda porción posterior del campo, la menos favorable para visualizar el show de pie, resulta relegada hacia el fondo del campo. Esto, combinado con la forma oblicua en la que esa sección trasera del predio se parte, se vuelve considerablemente desfavorable para disfrutar el recital desde esa área, designada a la gran mayoría del público.

Los seguidores de Muse, indignados, descargaron rápidamente su reclamo en varias redes sociales y sitios de activismo para tratar de revertir esta circunstancia. Allí encontraron el apoyo de varios club de fans de diferentes países, tales como Paraguay y Perú, entre otras agrupaciones que se solidarizaron con la situación de los fanáticos de Muse en Argentina.

Incluso, los de España acompañaron en el reclamo.

Hasta el momento, la productora encargada de traer a la banda no ha dado una postura clara respecto a estas demandas. Tampoco parece advertir la gravedad de la situación. Como es bien sabido entre los habitués a conciertos en la capital de Buenos Aires, cuando el público tiene una recepción tan negativa respecto a los parámetros del show, este termina siendo desvirtuado y en muchos casos se refleja en la venta de entradas.

Esto induce a que el acceso al predio el día del show, se vea adulterado, en vista de la urgente necesidad de cubrir el cupo de gente, que fue apartada en primer momento.

Los contratos ya fueron firmados, y las condiciones ya fueron pactadas, por lo que la probabilidad de una modificación al respecto por parte de la productora es bastante improbable. Sin embargo, una solución en consenso con la gran mayoría de los fanáticos descontentos traería, sin dudas, mayores beneficios para ambas partes, y principalmente para la banda en sí.