Nació en La Plata hace 80 años, cuando era un adolecente se mudó con sus padres a Capital. Junto con su hermano recorrían la ciudad como dos zombis, metiéndose en todos los cines que veían para pasar el tiempo. Jorge López Ruiz, con quince años y ya terminado el secundario, formó un lugar de inflexión en una sala de cine, donde se desvaneció su carrera como abogado que en ese momento comenzaba y su vida como músico empezó a rodar.

Sentados frente a frente en su departamento, en un cuartito al que él lo llama "bunker", el único lugar donde puede fumar, me asegura que su encuentro con la Música fue pura casualidad.

"Un día vi una película, la vi 23 veces seguidas, y no la vi 24 porque la sacaron del cartel. Yo había empezado a tocar la trompeta, que era lo que tocaba el protagonista de esa película. 'Luz y sombra' era la película", dice el contrabajista, mientras fuma un cigarrillo.

Esta película no fue la única culpable. Después de ir repetidas veces, se encontró con Bobby Branca un trompetista quien también lo acompañaba en esa obsesiva visita al cine. "El primero que me enseñó a soplar fue un trompetista súper profesional. Bueno, nos veíamos todos los días. Un día me invitó a tomar un café y me enseñó a soplar". Esa fue la base con la que empezó a tocar en los boliches, de contrabando por su corta edad.

Sonríe, y mientras mueve su silla en forma de vaivén, me explica: "Cada vez que caía la policía las minas que trabajaban en el lugar me escondían en el baño, para que no me agarraran. Una cosa de locos". Al poco tiempo tocaba en bandas con músicos que serían los más reconocidos argentinos dentro del jazz como Lalo Schifrin, Bebe Eguía y Pichi Mazzei.

Recién a los 20 años, López Ruiz se encaminó hacia sus estudios dentro de la música, y casi sorprendido como en su momento, me dice: "El que me persiguió para hacerme estudiar música, pero mal, me iba a dar una paliza en serio. Además, era un tipo que te daba una paliza. En aquella época era algo muy común. Yo no sé qué me vio, el que me obligó a estudiar fue Piazzola".

Astor Piazzola no solo lo obligó a estudiar, sino que también tuvo que convencer al reconocido compositor de tango, Alberto Ginastera de que lo tomara como alumno en un conservatorio privado.

Una de las etapas más recordadas, por su masividad, fue como arreglista y compositor para músicos como Sandro, Piero, Los Náufragos y Leonardo Favio. "Esa es la parte que toda mi vida detesté, y la sigo detestando", fue la primera frase que dijo cuando le pregunté sobre esto. Él lo veía simplemente como un mero trabajo, en donde no había plasmado nada de él, solamente su oficio. "Fueron dos años y medio. Todo lo que yo tocaba vendía carros. En el año 70 hice 167 grabaciones en un año, cada grabación tenía dos arreglos es decir que fue un arreglo por día".

López Ruiz se encontraba en una situación donde tenía los dos hijos chiquitos, y tenían que comer, estudiar, vestirse. Hasta que el 31 de diciembre de 1970 dijo, "nunca más" y sigue cumpliendo.

Jorge López Ruiz me explica cómo entender el arte, la música, el jazz…

"Entenderlo solo lo entienden los músicos, si no sabés de música no vas a entender nada. Solo se trata de que lo sientas, qué emociones te genera. Ese es el objetivo, no busques otra cosa."