Comenzaba la década de los 80' en la Argentina. La dictadura seguía afianzada como máximo poder nacional, y la Guerra de Malvinas parecía cada vez más ser una realidad amenazante para todos los ciudadanos. Por aquellos años, en la localidad de San Isidro, vivían los Puccio. Familia de clase media, dueños de un bar y un local de artículos naúticos, con hijos en la facultad y jugadores del CASI. La imagen era recurrente, parecían ser una típica familia del barrio. Sin embargo, lo que nadie imaginaba era que este grupo, tan aparentemente normal, sería culpable del asesinato y secuestro de tres jóvenes víctimas.

Arquímedes, padre y cabeza de la familia Puccio, era el líder de esta banda del terror. Su estrategia era clara: secuestrar a jóvenes adinerados, amigos de su hijo Alejandro, jugador del CASI, y pedir rescate a pocos días de haber realizado el secuestro. Mientras tanto, los jóvenes permanecían en el sótano de la casa, amordazados y hambrientos, como animales en un circo. Luego de la llamada de rescate, Arquímedes buscaba el dinero y se comunicaba nuevamente con la familia de la víctima para indicarle adónde buscar a su hijo. Parecía que ahí terminaba el horror, pero no. La entrega de la persona jamás se realizaba. Cada chico fue asesinado y desaparecido una vez recibido el dinero. Las víctimas los conocían, no podían dejar huellas.

Fueron tres los chicos asesinados. Ricardo Manoukian, de 23 años en 1982, Eduardo Aulet, de 24 en 1983 y Emilio Naum, de 38 en 1984, que fue atacado por Arquímedes al intentar escapar en el intento de secuestro. Todos jóvenes, todos amigos de la familia y más precisamente de Alejandro (hijo). La lista podría haber seguido por años.

Pero no. Hubo un hecho que puso fin a su negocio desgarrador.

El año era 1985. La víctima que puso fin a todo fue Nélida Bollini. Había permanecido cautiva hacía más de un mes en el desolador sótano de los Puccio, cuando la policía entró en la casa. Los vecinos sospechaban de la familia, pero jamás habían imaginado que sus suposiciones reflejaban tal acto de crudeza y violencia.

Arquímedes fue condenado a perpetua, pero sólo permaneció en la cárcel 23 años antes de ser liberado por la ley 2x1. Hoy, vive en un centro evangelista de La Pampa. Alejandro, por el otro lado, tuvo la misma condena pero fue liberado y encarcelado nuevamente a fines de los 90'. Tras varios intentos de suicido, uno antes de tener que declarar en Tribunales, murió en 2008. Nunca se reconoció culpable.

La película de Trapero, "El Clan", se estrenará en la Argentina en agosto. Para los que recuerden el caso, el impacto al ver la imágenes será dramático. En la humilde opinión de este comunicador, la película argentina más discutida y comentada del año.