Kennert Giesbrecht es el editor del único diario menonita “The Mennonitische Post”, escrito por y para la comunidad con el fin de comunicar a las colonias del mundo.A diferencia de los miembros de la colonia Nueva Esperanza u otros ortodoxos, Kennert es un menonita con un perfil en Facebook, viaja por el mundo y se toma fotografías.

“Quizás la mayoría cree que no estoy viviendo de la forma correcta y tendrán sus dudas de si algún dia llegaré al cielo”, piensa Giesbrecht sobre algunos de sus amigos ortodoxos. Pero esto no es motivo para darle la espalda.

Ortodoxos y liberales se relacionan sin problemas. Por su trabajo como editor, Kennert visitó muchas colonias del mundo en las cuales conoció personas con quienes forjó una amistad. Cuando va de visita vive junto a ellos sin problemas.

Así como hoy en día algunas costumbres antiguas de la sociedad argentina se fueron perdiendo, entre ortodoxos y liberales surgió lo mismo. La colonia ortodoxa del Chaco Paraguayo donde Giesbrecht vivió durante su infancia y adolescencia comenzó a tornarse liberal con el avance furioso de la tecnología y la educación. Quizas la tentación, la intriga o el descubrir otras cosas hizo que la colonia se abriera al pueblo; los jardineros de jean y los vestidos floreados tradicionales fueron desplazados por los jeans.

Si bien la educación menonita es cuestionada también hay que comprender que es lo que creen suficiente para su estilo de vida. Sin embargo, fue este uno de los motivos por los cuales la colonia paraguaya comenzó a liberarse: la gente pedía un mejor nivel educativo. Hoy en día los menonitas que profesan la religión pero no las costumbres pueden ser parte de las universidades y secundarios que rigen bajo las normas del país que habitan.

Kennert dice entender el porqué de la forma tradicional de vivir, el miedo a perder lo que para ellos es su identidad y dejar de vivir de forma literal en base a la Biblia, hecho que implicaría una ruptura quizás en una parte de su religión. “Ellos encuentran felicidad en sus vidas, si esa es su voluntad hay que dejarlos”, dice Giesbrecht.

Ver algo distinto a lo que se acostumbra a veces descoloca. Llama la atención que en una época de inmediatez, donde las publicidades invaden todos los espacios y dos personas ubicadas en cada punta del globo pueden comunicarse en un instante; haya gente que puede vivir de forma simple, en base a la luz del sol, observando cielos estrellados sin contaminación y a un ritmo pausado. Y viceversa, por eso, el crecimiento de liberales.