Muse la banda londinense que lleva la fama de ser la mejor en vivo del mundo.Luego de 2 años de ausencia, nuevamente se presentóen Buenos Aires, dando un impecable espectáculo de Rock. Pero ciertamente fue un recital con muchos factores a resaltar.

En el marco del Drones tour, la gira de su último disco de estudio, Muse regreso a Argentina para dar dos shows: uno el próximo lunes en Córdoba, y el otro el pasado sábado en el Complejo Al Río, predio de Vicente López. Comenzando con la ubicación del predio realmente resulto bastante incomodo para llegar desde otras zonas del Gran Buenos Aires, por otro lado más positivo, la señalización, y la organización de protocolo como los stands de servicio dentro del predio, es una de las pocas cosas positivas a resaltar sobre el contexto de lo ofreció el lugar, el chequeo y el personal de seguridad presentaron muy poca pericia a la hora de revisar a los ingresantes al predio.

Siguiendo con la parafernalia del escenario, se mostro un decorado muy austero, como es costumbre en los recitales nacionales las pantallas laterales al escenario son de un tamaño mínimo, las luces y reflectores algo pobres, propio de el presupuesto cerrado entre la productora y la banda. Nuevamente no hubo el tan esperado escenario 360° para Argentina, algo sabido, pero no por eso menos decepcionante. Como es habitual también, las bandas no traen al país su decorado completo porque la productora no paga por ello. En cuanto al sonido, algunos argumentaron problemas con el viento, otros que el ingeniero de sonido no hizo bien su trabajo, pero la realidad indico que el sonido del show en general fue muy bajo y opaco.

A esta altura y con este nivel de artistas profesionales, que sigan ocurriendo este tipo de inconvenientes en shows internacionales, es simplemente inadmisible, y una burla hacia al público.

Todos los factores anteriores estuvieron lejos del poder de la banda para modificar las cosas. Pero por su parte Dominic, Chris, y Matt (quien noto los problemas técnicos con el sonido), dieron una performance impecable digna de una banda de primer mundo.

Profesionales, afinados y puntales, Muse abrió su show con Psycho y Reapers un dúo de canciones de su nuevo disco, y se ganaron el publico en el tercer tema, con el súper clásico Plug In Baby. El momento cómico del concierto (aunque despertó el malestar de algunos) fue cuando Matt Bellamy alzo la bandera de Uruguay durante Madness.

Una simple broma del momento, que fue totalmente perdonada cuando uso como capa la bandera nacional durante Starlight, que fue uno de los climax más altos y emocionantes del show.

El concierto pasó por clásicos antiguos como Citizen Erased y Apocalypse Please, con Bellamy vibrante en el piano, e Hysteria otro mítico hit coreado por los fanáticos. Y también nuevos clásicos como Uprising, acompañado de grandes globos rebotando sobre el público y con un intermitente juego de luces azules blancas, fue el final antes de los bises

Finalmente en el encoré: la interpretación demoledora de Mercy y una lluvia de papeles anunciaban el final del show, que culmino con el infaltable hit Knights of Cydonia, que pareció despertar tardíamente la euforia algunos fanáticos.

La banda entrego todo de sí ante un público: enojado por el bajo volumen, atónito por momento ante las más nuevas canciones, y eufórico en los clásicos. Pero sin dudas y a pesar de los inconvenientes técnicos, Muse demostró porque son una de las bandas de rock más grandes del mundo actualmente.