Pedro tiene tanto para decir. Ojalá pudiera, pero no puede articular una palabra y a falta de esto decidió plasmarlas en un libro. Su peculiar voz rasgada fue deteriorándose poco a poco. Esa misma voz con la que emocionó e hizo vibrar cada escenario, desde aquel instante a mediados de los '80 en el que junto con tres amigos dio un salto enorme a la popularidad con la banda de rock Arena Hash. Sin embargo, “Pedrito”, como cariñosamente suelen llamarlo en Perú por su humildad y su carácter solidario, y quizá también por su baja estatura y delgadez, creyó que estaba preparado para todo; menos para un problema muscular que se manifiesta en el habla y que lo alejaría de las interminables giras que lo mantenían más cerca del cielo y en una constante agitación.

El miedo lo acechaba tanto que lo llevó a navegar por el internet en la búsqueda de síntomas, al creer que estaba enfermo, y antes de conocer una evaluación médica lo confirmó. Ahora, conoce el diagnóstico: “Disartria secundaria a síndrome neuromuscular bulbar”. A pesar de estar afectado, afirma que no se siente así anímicamente; es un luchador nato.

"Yo, Pedro"es el título de la historia de un rockero que se confiesa a través de la escritura. En esas páginas, escribió el guión de su propia vida para comunicarse con todos aquellos que esperan volver a verlo cantar y revivir con su guitarra tantos acordes y melodías que los llenaron de emociones. “El Rey del Ah, Ah, Ah”, como también lo llama la prensa de su país, es muy extrañado y recordado por haber cantado historias increíbles.

Tuvo la osadía de enamorar a la gente sin pensar que le cantaba al amor, en “No pensé que era amor”. Hizo que muchos de los que se fueron lejos de su tierra derramaran sus lágrimas recordándola con “Cuando pienses en volver”, la canción que un país con amigos y colegas le cantan, mientras un mal “neuromuscular” apaga su dicción.

Permanentemente, Pedro supo cautivar el corazón y los oídos de grandes y chicos, entonando historias como: “Mi auto era una rana”, hasta aquella invitación a Brasil que congestionó a todos con “Me resfrié en Brasil”. Divertido y juguetón con sus discursos, el compositor de “Amazonas” (canción sobre la contaminación del medio ambiente), no mostró signos de tristeza.

Tampoco se cuestionó por qué le sucedió a él y escribe: “Es mi destino lo que me tocó vivir. De hecho, Dios me ayuda”. No le encuentra otra explicación.

De músico a escritor fue el giro rotundo en su vida, pero él sigue tomando con mucho optimismo la dura etapa por la que viene atravesando. La tecnología también se convirtió en su medio de comunicación, y le permitió mantenerse en contacto con sus amigos, esos que lo acompañaron desde la exitosa banda Arena Hash. Lo cierto es que él no dejó de producir, ni de crear y a menudo recuerda: “La vida es un regalo largo de entender”, una frase que hace efecto en la valoración de la vida.

A ese loco rockero y despeinado, con algunas ideas filosóficas, a ese hombre que jamás pisó los transitados caminos de la soberbia, un ejemplar esposo y padre, a él lo espera todavía la “histeria” intacta de todos sus fanáticos. Y lo seguirán esperando para cuando él piense en volver.