Las historias del cine y sus protagonistas son muchas veces fuentes inspiradoras en la vida de varios artistas. Lluvia y arcoíris, nos cuenta como un artista transformista, fan del cine de todos los tiempos, casi al llegar a su madurez y sin planes de volverse a enamorar, vive un rotundo cambio con la llegada de un inocente joven en su vida. A medida que la narración avanza, el atormentado pasado se revela, el presente se alborota y su prometedor futuro se diluye.

Gabriel Patolsky, sensitivo autor y Marcelo Roitman, intrépido director, se unen a Gaby Goldman con música incidental para crear una singular comedia musical, emocional y revolucionaria.

Una historia que es capaza de develar un mundo que muchos desconocen: el complicado universo gay en la década de los noventa. Un personaje melodramático, Margo, showman revive personajes clásicos de históricos musicales de la gran pantalla, Barbra, Liza, Piaf o Judy para el público general y en su intimidad una persona solitaria, bajo un necesario distanciamiento y una ruptura aplazada con su propia familia. Lo acompaña su amigo y asistente, Norman, un personaje antagónico, enamoradizo, apasionado y divertido. Y se suma a dicha dupla el inocente joven que rompe la zona de confort y se aventuraran en el amor.Todo fluye en un ambiente de vivaces melodías.

El trio actoral se manejan correctos en sus personajes, Luis Podestá sobresale desde el primer momento que ingresa a sala con un personaje muy bien compuesto desde lo corporal, visual y vocal.

Federico Prado aporta momento de gran eficacia comicidad, mientras Diego Creavacuore suma disfrazada y tierna inconciencia. La escenografia funciona muy bien para complementar la acción de la puesta, el sencillo camarín de un café llamado Paris. El vestuario es muy vistoso y aporta junto a una correcta iluminación, dinámica a los hechos.

Noble y emocional cuento.

En fin, Lluvia y arcoíris, cumple la tarea de divertir, pero también en forma subjetiva nos demuestra que no siempre las personas deciden limitarse, acatar un destino impuesto, encerrarse en sus miedos, sino que enfrentan el futuro sin mentiras para reafirman su personalidad con sus propias creencias o leyes. Se presentan todos los sábados a las 23.30 horas en el Teatro Buenos Aires, Rodriguez Peña 411, CABA.