La última dictadura militar en la Argentina es un suceso histórico que nadie puede olvidar o dejar de conocer, y esta obra, 25 millones de argentinos, es una excelente oportunidad para que todo compatriota refresque su memoria o se adentre agudamente en los hechos que más de uno supo negar. Algo interesante en la puesta es que resulte una crónica equilibrada, se trata de contar la cruda realidad vivida por los jóvenes en dicho momento, nada se esconde, se citan los puntos oscuros de ambos lados.

La pieza es la historia de Ana, una chica que el amor sin querer la destino a sumarse a la sed de libertad de varios jóvenes de su generación, militante del Partido Peronista, da el presente a la fatídica masacre de Ezeiza, donde conoce a su novio, un líder montonero, y pese a su procedencia de padres militares, encuentra su lugar de lucha en la Facultad de La Plata.

Se convierte en militante activa, pero el destino vuelve a jugar con ella al convertirla en madre y decide volver a la casa de sus padres para estar más segura. La obra nos transporta precisamente a la fecha del partido Argentina vs. Perú del mundial del ’78, evento que ha dejado huella en su biografía, desde ese día todo es incierto.

Lisandro Fiks construyó una emocional dramaturgia que se convierte en un claro ejemplo testimonial de la negación de unos y la fuerza de los otros, mientras unos festejaban una final armada de un mundial comprado, otros se debatían entre la vida o la muerte solo por mantener sus ideales de una Argentina diferente, y lo sabe plasmar muy bien con una dirección dinámica y moderna al escenario con el recurso técnico de proyecciones de noticieros de la época.

La mínima escenografia, nos sitúan exactamente en tiempo y clase social, el vestuario perfectamente escogido por Ludmila Fincic, enfatiza las actuaciones.

Destacándose Romina Fernandes, por su dramatismo y naturalidad en la construcción de un personaje sufrido, pero sin exagerar y Manuel Novoa, en un papel bien creíble, jugando entre la timidez y la ingenuidad.

El acertado equipo actoral brilla, ajustados cada uno en su papel, lo completan Brenda Bonotto y Patricia Rozas.

La pieza hace una lectura sutil y atrayente de la época, con refinados aportes, gran participación actoral, desnudando la historia de una Argentina que no queremos que se repita nunca más. Una clara invitación a reflexionar, a tener memoria.

Se pone en escena todos los martes a las 21hs en el Teatro “El Ópalo”, – Junín 380 – CABA. Reservas al 4951-3392 o por alternativateatral.com.

No debo más que recomendarla, sin arrepentimiento alguno.