Cuando hablamos de Antoine de Saint-Exupéry, lo primero que se nos viene a la mente seguro es su obra más popularizada: “El Principito” (segundo libro más vendido de la historia, siendo el primero La Biblia), publicado en el año 1943. Pero quedarnos solo con eso no es suficiente, y quizás por esta razón Nicolás Herzog decidió plasmar en lo audiovisual aquella oportunidad en que Saint-Exupéry vivió en Argentina.

Saint-Exupéry estuvo un año y medio en la Argentina, entre octubre de 1929 y julio de 1931. Por ese entonces se desempeñaba como presidente de la Aerposta Argentina, una filial de la Compañía General Aeropostal.

Su mayor labor estuvo localizada en la Patagonia, abriendo sucursales de la Aeroposta y en uno de esos viajes de apertura al Paraguay es donde comienza a relacionarse con la familia que es mencionada en el documental de Herzog, los Fuchs Valon.

En “Vuelo Nocturno” se expone cómo fue la estadía de Saint-Exupéry en Argentina, dónde acostumbraba alojarse, qué opinaba del país, pero sobre todo, se busca vincular a un capítulo de su libro “Tierra de hombres” con el tiempo que él había pasado en el Castillo San Carlos, ubicado cerca de Concordia, en la provincia de Entre Ríos. Los Fuch Valon tenían dos hijas que notoriamente inspiraron al aviador francés, prueba de esto es la nota periodística titulada “Las princesitas argentinas”, que publicó en una revista parisina.

La gran recopilación de imágenes de archivo, audios de la época dirigidos al cineasta Jean Renoir, las escenas filmadas en Francia, partes de otros documentales y reconstrucciones especialmente armadas registradas por una cámara Super 8, hacen de esta obra un film digno de ver, por lo que ahondar más en la trama echaría a perder la sorpresa.

Este documental tuvo su premiere en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata el pasado lunes 21 a las 17:00hs (contando también con una segunda función el martes 22), proyección luego de la cual su director, Nicolás Herzog, permitió a los asistentes preguntar acerca de dudas o inquietudes surgidas a partir de la película.

A la hora de consultarle acerca de su historia personal con el libro “El Principito” y su autor, Herzog mencionó que creció en Concordia “con ese mito, con esa leyenda desde los siete años y sentía que en algún momento, alguna vez en (su) vida iba a poder hacer esta película”.

Destacó que, en primer lugar, lo que le interesaba a él cuando empezó a cranear el film era el mito que estaba dando vueltas en la sociedad, pero una vez iniciada la investigación también le surgió curiosidad hacia la figura de Antoine y su historia.

En la misma línea, en Concordia el mito está muy arraigado, no solo en el castillo San Carlos, sino también -según las propias palabras de Herzog- “en las obras de teatro, las panaderías, el carnaval”, se ha creado toda una construcción simbólica alrededor, que de alguna forma resignifica al texto de Saint-Exupéry.

“Vuelo nocturno” posibilita al espectador interiorizarse con respecto al mito instalado, observar las cercanías del Castillo San Carlos, visualizar distintos testimonios y descubrir una faceta de Antoine de Saint-Exupéry muy poco difundida.