Ese era el mantra que repetía la cavernosa voz de Javier Martínez en el primer y único disco que registra las canciones de José Alberto Iglesias, más popularmente conocido como Tanguito. La Frase hace alusión a la madrugada del 2 de Mayo de 1967 cuando al encontrarse Tango con un jovensísimo LITTO NEBBIA en el baño del bar, en alrededor de siete minutos, - Nebbia dixit – compusieron el buque emblema del más temprano rock argentino: “La Balsa”. Más allá del paso del tiempo, las modas y las canciones LA PERLA se mantenía ahí, siendo marco de referencia para el GPS cultural porteño y de todos los argentinos.

Avenida Rivadavia y Jujuy, la esquina desde donde zarpó una era, una forma de vida, una esquina apenas en el barrio de Balvanera, popularmente conocido como El Once debido a la estación de trenes de la ex Linea Sarmiento Once de Septiembre.

La noticia llegó en forma de rumor promediando la última semana, convirtiéndose en una triste realidad el Sábado 14 de Enero, el año que en que el rock nacional festeja sus 50 años de existencia uno de los reductos que lo viera nacer baja su persiana en forma definitiva.

En sus comienzos nada tenía que ver con el rock, era más bien un café que se llenaba de estudiantes con libros y apuntes encima que atravesaban las horas leyendo y preparando exámenes debido a que era uno de los pocos recintos en la zona que nunca cerraba sus puertas, una perla open 24hs.

Cuenta la leyenda o mas bien el boca en boca de mozos y habitues old school que aquel también fuera el lugar de preferencia del maestro Jorge Luis Borges para reunirse con Macedonio Fernández.

En 2007 la legislatura porteño colocó una placa conmemorativa en la puerta del bar haciendo alusión a los 40 años de la composición de “La balsa” transformando así al lugar en uno de los bares “notables” de la ciudad.

Más allá de esta condición se sabe que trás haber cerrado sus puertas el último Sábado, el local será sometido a refacciones edilicias para luego transformarse en sucursal de una famosa cadena de pizzerías.

En 2012 de mano de Rodolfo García, mítico baterísta de ALMENDRA y AQUELARRE como coordinador de programación se inició un ciclo de shows en vivo principalmente con artistas representantes de la primera hora del rock nacional, cerrando así de alguna manera un circulo invisible formado por las arterias mas recorridas de Buenos Aires y las melodías que le dieron identidad cultural a quienes las han recorrido en las últimas decadas.

Varios de los protagonistas de aquellos conciertos han opinado sobre este inesperado final, Litto Nebbia dijo “ojalá que no se pierdan las placas que habían en el escenario y en el baño, las gigantografías y otras cosas nuestras que había en el lugar (...) ojalá que las cosas que se hicieron después, no se pierdan”.

Willy Quiroga de VOX DEI comentó “Realmente es una pena que deje de existir". El bajista de MANAL, Alejandro Medina, expresó con un aire ciertamente indignado "Estoy acostumbrado a que se cierren lugares, yo no entiendo más nada (…) no se va a perder lo que pasó ahí. La historia ya está escrita”.

Y así como la historia ya está escrita seguirá siendo contada, hay 50 años de canciones que atestiguan que una noche unos jóvenes en un lugar puntual, en el momento indicado tomaron el timón de una aventura que se mantiene viva y que está lejos de naufragar, esa aventura se llamó rock argentino y su Puerto de Palos se llamó La Perla.