Era el mediodía del sábado 1 de abril y las entradas del predio ya se llenaban de caras de ansiedad y otras de cansancio en su segundo día de festival.

Ya a las 14 hs Turf encendió el segundo día del Lollapalooza con un show concurrido, pogos, canciones noventosas y mucho baile. Se anticipaba el sábado: el cansancio no importaba, la grilla no esperaba. La banda galesa Catfish and the Bottlemen enloqueció al público con todo su rock en su primer visita al país, al mismo tiempo que Borgore, DJ israelí, comenzaba la fiesta en el escenario Perry’s, el rincón exclusivo de la electrónica y los DJS.

El Main Stage 1 vio pasar el rock de Jimmy Eat World y a la esperada Two Door Cinema Club, la banda de indie rock de Irlanda del Norte. En su segunda visita al país –su único show en suelo argentino había sido en 2013-, tocaron canciones de su último albúm Gameshow y cerraron con sus clásicos Someday y What you Know.

Mientras Malevo y luego Lisandro Aristimuño performaban en el escenario alternativo, Durán Durán enloquecía a varias generaciones entre los últimos rayos de sol. Arrancaron con “Wild Boys” y transitaron sus clásicos “A View to a Kill”, “New Moon on Monday”, “Ordinary World”, y muchos más: una hora y quince minutos de show, que alcanzaron para entrever canciones de su último álbum Paper Gods, y bailar al ritmo de la banda británica de pop rock de los años 80.

La noche del día dos

The Weeknd, uno de los más esperados del día, arrancó a las 20:30 hs con su hit Star Boy. El canadiense entonó un éxito tras otro ante una multitud que bailaba en cada centímetro disponible y cerró con I feel It coming entre miles de celulares filmando en el público. Videos que no podrían compartir en las redes hasta terminada la noche, ya que encontrar señal en el predio era más difícil que no ser empujado por la marea de gente que salió disparada hacia los otros tres escenarios cuando terminaba la última canción del debut de The Weeknd.

Es que en el escenario Perry’s estaba el famosísimo DJ Martin Garrix, mientras que en el alternative cantaba Melanie Martínez, la nueva estrella pop estadounidense, y en el Main Stage 1 arrancaba un memorable show de The Strokes.

Con un poco de retraso y unos confusos segundos en los que resonó en el escenario una versión cumbia de Reptilia: así arrancó la banda neoyorquina.

Julian Casablancas, el vocalista de The Strokes, no se cansó de hablar entre canción y canción. O debería decir entre éxito y éxito: The Modern age, Drag queen, Someday, Last Nite. La banda se fue del escenario y volvió allí no una, sino dos veces. Entre cánticos de “olé, olé, olé, The Strokes”, los artistas completaron un satisfactorio show que tanto esperaban sus seguidores.

El festival cerró con una fiesta preparada por Flume, el DJ australiano que se llevó las últimas energías de todos los espectadores del Lollapalooza 2017 entre fuegos artificiales.