El que fuera candidato a presidente de Uruguay aún tienemucho tiempo por delante para reintentar llegar a la primera magistraturauruguaya, siempre y cuando logre mantener a su Partido Nacional unido y bajo unmismo objetivo: llegar al gobiernonacional. No es tarea sencilla para el dirigentenacionalista, puede que le queden por delante meses complicados y puede tambiénque le esté faltando unos días de reflexión que aún no se ha tomado, quizás porque sus propios compañeros de partido la misma noche del balotaje ya mirabanlas municipales.

Y está bien mirar hacia adelante, está muy bien fijarsenuevos objetivos y desafíos tanto partidarios como personales, quedarse estáticoes perder, es resignar espacios, es retroceder,pero cuidado, planificar una estrategia política de cara a las municipales sinpasar página de las nacionales es un tremendo error.

Al Partido Nacional le ha faltado su tiempo de reflexión, deautocrítica, de evaluación. Le hafaltado digerir ya no la derrota sino sus causas; aún no han estudiado lascausas del poderío de su actual adversario, el FA, no en vano ganó en losdepartamentos que ganó y las causas de por qué lo hizo con la ventaja que lo hahecho; le ha faltado estudiar los verdaderos fallos que puede tener el actualgobierno.

Si bien la candidatura representada por Luis Lacalle Pou erasin duda la más acertada dentro del partido y la más potente frente aloficialismo, es evidente que algo ha fallado, pues el mensaje no acaba de llegara la gente y las urnas así lo reflejaron.

Y es allí donde hay que trabajar, en las carencias que en lamayoría de los casos se basa en falta de comunicación y de empatía con el electorado.

Nofalla el candidato, están fallando los dirigentes locales; es un hecho, ellosestán dejando escapar esos pequeños detalles, ese introducirse en la piel desus vecinos, de sus propios compañeros y tener más y más conocimiento de lo queverdaderamente se necesita en cadabarrio, pueblo, villa o ciudad de cada departamento, cada uno es un mundo.

Un día, lejano ya, Luis Lacalle Pou comentó que los cartelesno votan y es algo muy cierto, como lo es también el que no votan los autos y ómnibuses que suman en caravanas, de nada vale (ojaláalgún día lo comprendan en estrategia) trasladar a gente desde otraslocalidades en los actos, se están engañando a sí mismos, no digo de localidadesaledañas en un radio de 10 kilómetros, sino de otras que además han sido o seránvisitadas dentro de la campaña electoral; es un gasto de energías y de recursossin sentido, quizás algún día comprendan que existen otros caminos.

Y esos caminos, los que los lleven al camino de la victoriaestán en manos de los dirigentes. Además de conocer e interpretar lasnecesidades de su pueblo, villa o ciudad, de conocer de primera mano las mismas, el reto está en no aparecer sólo en época preelectoral y electoral, el truco esestar siempre y el único camino además.

El otro gran déficit que tiene el Partido Nacional es la noformación de sus dirigentes y su militancia, los reto a que lo hagan, es sugran carencia y luego de las luchas internas, pues es el gran problema que tienen, esey la falta real de liderazgo local y departamental en muchos de los casos.