El 18 de febrero se dieron dos acontecimientos de carácter periodístico-políticos analizables.

Por un lado, a un mes de la muerte del Fiscal Nisman, se convocó a un marcha política, para protestar contra todo, que es lo mismo que decir contra nada, con la excusa de pedir justicia. La realidad, es que esta operación mediática, llevada a cabo para defender los intereses de las multinacionales y los monopolios, desde el punto de vista real no tuvo la repercusión popular que la publicidad invasiva de los medios intentó generar. La voz de sus periodistas bien pagos elogiaban una marcha que, comparándola con otras tantas que hubo en los años 2000 y 2001, quedó chica en cuanto a cantidad de gente y calidad en el mensaje de las consignas.

Cito algún ejemplo como el ocurrido a principios del año 2001, cuando llegó al Sheraton porteño, un empleado del Fondo Monetario llamado O´Neill. En esos años, las masas de obreros desocupados, de estudiantes, de los pocos trabajadores que quedaban, colmamos el centro, la plaza de Mayo, el Congreso, y se llegó hasta Retiro, frente al lujoso hotel, donde la policía empezó a reprimir con gases y palos. En aquel tiempo las consignas eran puestos de trabajo, descolonización financiera, mayor presupuesto para educación, etc.

Sin dudas hubo profundos cambios en los procederes desde entonces hasta hoy y muchas de aquellas consignas fueron conquistadas; quienes hablan de falta de libertad, debieran decir falta de exclusiva libertad para la oligarquía, las altas clases que ganan y ganaron sus patrimonios a costa de nuestro sudor.

Es la libertad de un pequeño grupo, en detrimento de la gran masa del pueblo trabajador argentino.

Este Gobierno ha impulsado que las protestas, por más absurdas, caprichosas, e injustas que sean, no sean reprimidas de ninguna manera. La figura presidencial, la moral de nuestra mandataria, ha sido vilipendiada todos los días sin existir por ello un solo muerto o una feroz respuesta.

En cambio, aquellos que se aprovechan del pueblo, generaron muertes por doquier siempre que tuvieron el poder y muchos confundidos por los medios, optan por tendencias absolutamente anti-populares y anti-democráticas. Si este gobierno fuera una dictadura, el congreso estaría cerrado, la oposición estaría perseguida y no podría expresarse nadie libremente.

Los únicos medios existentes hablarían bien del gobierno todo el día porque la diversidad no existiría. Entonces la pregunta: ¿Cómo se denomina a quienes desean sin poder hacerlo, derribar a un gobierno democrático, nacional, popular y plural ? La respuesta es golpistas. Golpistas desde cúpulas que buscan carne de cañón en las clases medias y altas, pero esa carne de cañón esta envejeciendo, va perdiendo jovialidad. Un reportero de TN buscaba gente joven y en dos horas pudo mostrar a un solo muchacho de 33 años. El pueblo debe ser inteligente y darse cuenta qué tipo de políticas quiere. Si seguir profundizando con madurez una democracia amplia y plural como esta, respetando a las instituciones, respetando al rival, al adversario, sin caminos turbios para llegar al poder; debatiendo temas serios y no temas faranduleros, para hacer crecer al pueblo de la Nación.

Un rato antes de iniciarse la protesta y el recordatorio al difunto fiscal, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunciaba la inauguración de una nueva Central Nuclear, en Zárate, hecho de tamaña importancia para el suministro de energía e ignorado por los medios.

Para muestra, basta un botón.