Comienza el fin de semana en España, no es uno cualquiera, los comicios serán el termómetro inmejorable de la situación real de la política en el país. La incidencia de una crisis que lleva acechando desde finales de 2007 se ha dejado notar no sólo en lo económico sino también en lo político.

Aunque la crisis económica mundial fue un virus que en mayor o menor medida atacó a todos los países del mundo, en España atacó con más virulencia, los años de prosperidad que llegaron a base de construir y construir se detuvieron y esa burbuja artificial hizo que el país despertarse de un sueño que se tornó en amargura.

Muchas empresas cerraron y el paro pasó de los 5 millones de parados con cifras en algunas regiones que incluso han llegado a pasar del 30% de la población activa.

Para empeorar el panorama los políticos durante esos años de bonanza no se dedicaron a fomentar I+D o crear otras fuentes de riqueza para un país que tiene en el turismo su principal fortaleza, sino que gastaron sin medida en obras de dudosa cuando no imposible viabilidad, aeropuertos o estaciones en medio de la nada, museos de dimensiones colosales que no se han podido terminar...

Los bancos dejaron de prestar dinero y los emprendedores tampoco contaron con ninguna ayuda, estudiantes que al acabar sus estudios en muchos casos tuvieron que dejar su país y emigrar o gente que tuvo que dejar sus casas por no pagar sus hipotecas.

Un panorama desalentador que hizo que España pasase de ser país receptor de la inmigración a exportador de inmigrantes.

Ahora parece que lentamente, al menos en los indicadores económicos el país comienza a crecer de nuevo, cifras que todavía no han llegado de manera importante a la realidad de la calle. Cuando lleguen eso sí, los españoles se darán cuenta que el precio a pagar por la crisis habrá sido además de unos años de muchos dificultades, una bajada de salarios cara a la competitividad.

España como los países mediterráneos o muchos de la Europa del Este se han convertido en súbditos de los países del norte, lugar de vacaciones o vivero de productos de todo tipo. La crisis no ha servido para prácticamente nada y la "madre patria" sigue sin un proyecto a largo plazo que apueste por no depender del turismo o de ser sede de multinacionales extranjeras.

¿Donde está la esperanza? pues reside en el crecimiento de la conciencia política en el país, representada primero por aquel movimiento del 15-M que años más tarde se ha trasladado a la política activa en dos partidos, por la izquierda "Podemos" y por el centro o la derecha -según con quien hables- con "Ciudadanos".

Estas elecciones servirán para conocer si los españoles tienen ganas de dar un giro de timón cara a los comicios para el Gobierno de la Nación para final de año, o si por el contrario no quieren arriesgarse y se conforman con una tímida recuperación del gobierno en el poder o de los que anteriormente no supieron detectar la crisis y afrontarla. España decidirá.