Así no es el Fútbol. El 16 de mayo de este año jamás será olvidado. Perdí, perdiste, perdimos. No es el mensaje que quiero dar, sino el que me obligan a dar aquellos a los cuales la palabra 'dirigente' le sienta absolutamente gigante. Probablemente el término 'irresolutos' define a la perfección al trío de dirigentes de Conmebol, que tomaron la determinación de decidir que la pelota no ruede más. Que el evento más lindo del mundo termine en un escritorio, en una mesita donde, probablemente, se hable más de dinero que de la bella pelota. ¿¡Qué te hicieron, fútbol!?

River está en cuartos de final. El fallo implica que Boca deberá jugar ocho partidos sin público en competencias internacionales (cuatro en condición de local y misma cantidad de cotejos cuando no juegue en su estadio) y que también deberá pagar una multa de 200 mil dólares, ¡Cómo si este fuera el monto que vale la agresión hacia los jugadores de River! Pésimo, inaudito.

La birome, el papel y los intereses, no pueden matar a la pelota de fútbol. Y el encuentro debe finalizar en el campo de juego, donde 22 almas entregan todo su haber para conquistar la gloria máxima. Injusto para ambos, aunque por cuestión lógica, festeja sólo uno. ¿Qué tiene que ver el jugador de Boca que sólo salió a trabajar? Nada.

El mensaje que recibimos los apasionados es más que tajante: perdimos. ¿Por qué? Porque se avala a los violentos. Ellos lo ganaron, lo suspendieron y lastimaron ética y emocionalmente a infinitos hinchas xeneizes. Hasta el mismo público de River expresa cierta cautela a la hora de los festejos. Porque entiende, el fanático "común", que se ha perdido más de lo que se puede ganar, deportivamente hablando.

El evento, a puertas cerradas, en la geografía que se asigne, debía continuar. Si mi lógica no falla, a la pelota se juega en el verde césped, no en la mesa de turno. Excusas insignificantes, como calendario ajustado, irritan a cualquier espectador. Es el elemento utilizado para no reanudar este magnífico espectáculo, que terminó siendo aterrador, porque, una vez más, los violentos ganaron.