No existen las casualidades. Lo que nos sucede todo el tiempo es la consecuencia de acciones, decisiones, toma de conciencia, en fin, causas que determinan la acción final. Es una falacia creer que las cosas pasan por una cuestión fortuita. "El rayo jamás caerá sobre una casa si la casa no lo atrae. La casa es tan responsable como el rayo de su propia ruina", asegura el libanés Mikhail Naimy en "El libro de Mirdad".

En un partido de fútbol que dura noventa y pico de minutos se generan decenas de situaciones que pueden cambiar el destino del resultado.

Y si dura más de ciento ochenta ni te cuento...

River y Boca jugaron, en el Monumental, la primera parte del cruce más esperado y morboso de la Copa Libertadores 2015. Y lo ganó River desde las decisiones de su entrenador, Marcelo Gallardo, como había ocurrido cuatro días antes, pero a la inversa.

En aquel encuentro en la Bombonera y por el torneo local, Boca superó a River en el segundo tiempo, cuando el técnico Rodolfo Arruabarrena decidió poner en cancha a Pavón, Pablo Pérez y, sobretodo, a Gago. El "5" hizo la diferencia en el juego que después, los otros ingresados ratificaron en el marcador.

En el primer cruce copero, Gallardo decidió controlar el sector de la cancha más determinante en un partido y eclipsar al fabricante de situaciones rival.

Kranevitter y, fundamentalmente, Ponzio casi que fagocitaron a Gago y ahí empezó a construirse la ventaja a favor del local.

Empujado por setenta mil almas con sed de revancha, River jugó el partido al límite. Metió como lo exige la historia del torneo continental, pero por momentos se extralimitó con la pierna fuerte y si no fuese por la permisividad de Delfino, hubiera terminado con alguno más que Teo afuera antes del final.

Después, Gallardo aprendió de Arruabarrena y, cuando el encuentro no se abría, fue a buscar a su banco la llave del triunfo. Si los reemplazos en la cancha de Boca le dieron la victoria al "xeneize", el ingreso de Pity Martínez terminó siendo la clave para el triunfo "millonario". Martínez fue el generador de la jugada del partido.

Encaró por izquierda a Marín y cuando lo había superado, el lateral le hizo penal.

Tanto en la Bombonera como en el Monumental, los que ingresaron en el segundo tiempo hicieron la diferencia en los partidos. ¿Casualidad? Preguntale al rayo y a la casa.