El entrenador de River Plate fue el primero en pronunciarse desde el lado de Núñez luego de los lamentables acontecimientos que se produjeron el jueves pasado en la cancha de Boca. El ex mediocampista terminó siendo el más sensato y pensante en una situación que desbordó a todos y que desnudó las miserias de muchos protagonistas.

El muñeco se mostró reflexivo pero a su vez dolido y acongojado. Y terminó siendo de los más lúcidos a la hora de declarar, teniendo en cuenta la maratónica aparición del presidente xeneize Daniel Angelici por todos los medios de comunicación intentando desligarse y echar culpas ajenas.

Además de remarcar la locura que se vivió aquella noche, Gallardo también consideró por lo menos inoportuno la fotografía que integrantes de su plantel se sacaron haciendo alusión a una nueva eliminación de Boca por parte de River, mostrando también que no solo de la vereda de enfrente se cometen errores, sino que también en su ambiente hay equivocaciones con las que él no está de acuerdo.

Lejos de ponerse en papel de víctima, simplemente se mostró preocupado por la salud de los futbolistas, y remarcó que de milagro los incidentes no se tradujeron en tragedia, teniendo en cuenta la manipulación de diversos materiales sobre la manga en la que los jugadores de River salieron al campo de juego.

Lo más destacado de su conferencia de prensa fue darle la importancia que tiene al asunto, dejando de lado cualquier análisis futbolístico (se jugaron 45 minutos), y frases duras pero reales como "están matando el fútbol" o "me pregunto qué carajo hago acá", que reflejaron el sentimiento de un técnico contrariado.

Sin intención de meterse en polémicas y de avivar el fuego, como sí hizo Angelici (señaló a River por no estar de acuerdo en que se juegue el tiempo restante), Gallardo prefirió no opinar sobre las actitudes de Arruabarrena y sus dirigidos, los cuales estuvieron en el ojo de la tormenta de la opinión pública.

El ex creativo de River, Mónaco, PSG y la selección argentina no sólo está demostrando enormes capacidades para dirigir equipos de fútbol, sino también para tener claridad a la hora de analizar los lamentables tópicos extra futbolísticos que se suscitan en un fútbol argentino corrupto y sucio.